miércoles, 1 de noviembre de 2017

Cuestión de Respeto

En los últimos días ha empezado a circular una traducción de Lavos realizada por una fan de la serie que se ha decidido a pisar mi labor porque según dice en su blog “Hot Passion Books ya no puede realizar esta traducción”. 

Sin embargo, he dejado siempre muy claro (con palabras veladas eso si) que pienso seguir traduciendo mis series hasta que sus autores las pongan a la venta en español de modo oficial. 

Yo no me escondo, todas pueden dejarme mensajes y los leo todos, incluso los “sugeridos”, en mi cuenta de Facebook. Hace varias semanas hubo otra chica que me preguntó si iba a seguir traduciendo la serie porque de no ser así, la traduciría ella misma para que no quedase desierta. Le confirmé que sigo con la serie y ella respetó mi labor. Esa es la actitud. Respeto. Porque si conoces esta serie es por mis traducciones mas que por el original en inglés que jamas hubieras sabido leer en su idioma original ni captar adecuadamente con una traducción robotizada.

Esta “usurpadora” no se ha molestado en contactar conmigo. Y para mas colmo, cuando me avisaron de su anuncio de su blog diciendo que está traduciendo esta serie, le dejé un comentario (que ha borrado) pidiéndole que desistiera de esta serie porque pienso seguir haciéndola yo. Una vez mas, no ha tratado de localizarme ni contactar conmigo. Su respuesta chulesca pública es que nadie es “dueño” de los libros para traducir, que piensa seguir adelante con sus traducciones. 

Pues bien, todas las que leemos este tipo de libros traducidos por grupos sabemos que cuando un grupo empieza una serie se considera que la seguirá traduciendo y ningún otro grupo intentará pisarle su serie o autora sin antes verificar que está libre, por el motivo que sea.
Es un “derecho adquirido” que todas respetamos… excepto esta novata.

No me preocupa, porque he visto sus seguidores y son apenas una treintena, si no recuerdo mal. No me preocupa porque he leído su traducción (solo algunos párrafos sueltos) y es de lo más flojita: se nota mucho que solo es una traducción automática que han corregido un poco.

Parece que hoy en día todo el mundo cree que puede ser traductor. 
Los traductores online funcionan bastante bien y puedes leer un libro incluso con limitarte a pasarlo por GoogleTrans o similar. Pero pierdes muchos matices, se lee muy dificultosamente y no aprecias la calidad del relato al completo.
Yo también uso esos traductores online, pero solo como apoyo. Porque los matices, los tiempos verbales, las expresiones de argot, la construcción de las frases, la gramática y ortografía… todo eso son cosas muy importantes que el traductor online NUNCA sabe determinar. 

Mis traducciones puede que tarde en terminarlas, pero rozan la perfección, respetan el espíritu del relato original. Tardo en traducirlos porque busco referencias a las frases dudosas, a las ubicaciones, a las frases coloquiales, a las costumbres que se mencionan… muchas cosas que no voy a detallar. Tardo en traducirlas porque mi tiempo es escaso y prefiero tardar pero ofrecer un trabajo profesionalmente valido a tardar unos cuantos días y ofrecer una traducción automática pasada por el corrector de mi procesador de texto… que es lo que ha hecho esta “usurpadora”.

Pero… como digo, que ella haga lo que quiera. Yo voy a traducir MI SERIE y os ofreceré un resultado óptimo en el menor plazo de tiempo que pueda. Si queréis leer el libro mal traducido sois libres de buscar ese blog y descargar su pobre intento de traducción. 

Por mi parte, me niego a regalar basura y con ello destrozar el relato que la autora ha imaginado para nuestro disfrute.
Y hoy… mi versión traducida de Lavos sale de mi ordenador para que puedas disfrutarla. Búscala, si no la encuentras, contacta conmigo (preferiblemente en Facebook), puedo decirte cómo conseguirla.

BESOTES

sábado, 23 de septiembre de 2017

Prestar libros

He comprado libros durante toda mi vida. Actualmente, no tengo ninguno de ellos en mi poder, principalmente por falta de espacio. He regalado todos mis libros a mis amistades y familiares o los he donado a bibliotecas y ONG's.  Y lo he hecho porque tras haberlos comprado (o recibido como regalo en algún caso) eran míos para hacer con ellos lo que me apeteciera... y mi espíritu solidario me hizo desear que otras personas también pudieran leerlos aunque no tuvieran dinero para pagar por ellos.

Os puedo garantizar que me refiero a varios miles de libros en papel donados o regalados. También debo contar que antes de eso he prestado libros a muchas amigas y familiares para que pudieran leerlos sin pagar por ellos, porque para eso yo ya los había pagado antes.

Según algunas autoras, eso me convierte en una "pirata". Según la ley, eso NO es un delito de piratería. Según mis amigas, es un gesto que me honra. 

Según mi opinión... la cultura NO debería tener un precio tan elevado, porque no todo el mundo puede permitirse pagar por acceder a ella; la cultura no debería limitarse a un determinado idioma, porque no todo el mundo tiene la capacidad de poder hablar o leer otros idiomas, no todo el mundo tiene estudios o dinero para pagárselos. 
Y en mi opinión, los escritores deberían elegir esa profesión por vocación, no por pretender enriquecerse con las posibles ventas. 

Ahora solo compro libros en soporte ofimático, en español y también en inglés; pero para leer estos libros (en inglés) siempre los traduzco primero. Entonces, puesto que los he pagado, considero que puedo prestárselos a quien yo quiera. El hecho de que los preste en mi propio idioma, después de molestarme en traducirlos... NO puede considerarse piratería bajo ninguna ley.

En el mismo instante en que las autoras pongan a la venta en español las series que actualmente traduzco (tanto las mías como las de mi grupo) dejaré de tener la necesidad de traducirlos yo misma y no tendré que prestarle a nadie esas traducciones. Y me encantará poder comprar los libros en mi propio idioma, ahorrándome el tiempo y el esfuerzo de traducirlos. Por supuesto, siempre seguiré prestando a mis amigas los libros que compre, porque si los compro son míos para decidir lo que hago con ellos..

Sin embargo, para evitar polémicas como la que nos ha ocupado hace unas pocas semanas, seguiré traduciendo esos libros... pero los prestaré o regalaré de modo mucho mas privado. 

De momento, estoy creando un espacio para mis amigas en Facebook donde podré ofrecer estos relatos traducidos que no pretenden sustituir al libro original, sino permitir a las lectoras hispanas disfrutar de las maravillosas historias que se escribieron en un idioma que ellas no hablan ni leen.

Por eso... búscame en Facebook. Si llegamos a tener una relación de amistad, podré confiar en ti lo bastante como para prestarte los libros que compro y traduzco.

Besotes

lunes, 17 de julio de 2017

Regalo de Santo... ¡Santo Regalo!

En mi casa nunca hemos sido muy religiosos, por tanto nunca celebrábamos los "santos"Sin embargo, es difícil olvidar esa fecha cuando tu nombre corresponde a una virgen de "renombre", no una "simple santa", nooo, toda una "Nuestra Señora de..." 
(Je, je.)(lease la ironia, no lo digo por desmerecer el nombre de cualquiera)

Para hacer más difícil olvidar esa fecha, la Virgen del Carmen es una de las dos "vírgenes de verano", (el 16 de Julio es Nuestra Señora del Carmen y el 15 de Agosto es la Asunción de la Virgen María, que se celebra como la Virgen de la Paloma en Madrid), con tantos pueblos en fiestas en su nombre. 
Como dato curioso, María y Carmen, son los dos nombres de mujer mas populares y comunes en España. Y yo tengo ambos. 

Mi tocaya, de quien me viene el nombre, es una Virgen muy apreciada. Ella es la patrona del Mar y de la Armada Españolas (también de otras fuerzas del orden en diferentes países), incluso patrona de los conductores en algunos otros.
Al menos 98 pueblos de España (de 14 comunidades autónomas diferentes) tienen como patrona a la Virgen del Carmen... uno de ellos es el pueblecito asturiano donde nació mi madre, de donde ella obtuvo su nombre que luego me dio en herencia.
En Europa, la Virgen del Carmen también tiene sus devotos, especialmente en Italia. Y en América Latina, esta Virgen es Reina y Patrona de Chile, Patrona de Colombia, Alcaldesa Perpetua de Lima (Perú), Patrona del Ejército de Venezuela, y también Patrona de Costa Rica, Nicaragua, Guatemala, México, Panamá, Puerto Rico… quizás muchos otros países y ciudades.
Por todo ello, es una de las vírgenes con más devotos a nivel mundial, siempre considerada como una figura protectora.
Este párrafo (aún desde mi agnosticismo) es mi homenaje a ella y la fé que genera.

Pero mi intención hoy no es rendir homenaje a una virgen, por mucho que yo lleve su nombre, sino contar que en el día de mi santo he recibido un regalo que esperaba desde hace semanas y me hace muy, muy feliz.... 
¡Mi ordenador está de nuevo en casa!

Mi nuevo "héroe", Kike, estuvo en casa ese día 16 para traerme el ordenador al completo. Hace unos cuantos días me había hecho llegar el disco duro externo y el portátil por medio de mi prima, pero mi verdadero interés era recuperar el ordenador de sobremesa, que es donde tengo todo, todo y todo.
Y ahora que ha llegado... 
¡¡¡soy taaan feliz!!!

Todavía tengo que volver a configurar muchas cosas, volver a organizar mis archivos y carpetas, familiarizarme con los nuevos programas que Kike me ha recomendado e instalado para evitar futuros problemas de virus como el que me ha tenido todas estas semanas fuera de la circulación, ademas de descubrir las nuevas capacidades de este ordenador, que con ser el mío no lo parece, por lo muy mejorado que regresa a mis manos. Pero en unos pocos días, volveré a dominar esta extensión de mi misma.

Ahora solo tengo que intentar sacar tiempo de debajo de las piedras para ocuparme de todo eso y compaginarlo con retomar mis labores como administradora y traductora de Hot Passion Books, mi querido grupo, al que tengo tan abandonado en este "annus horribilis" que llevo. 
Me da coraje haber tenido tanto tiempo desatendidas a mis compañeras. Apenas sé como disculparme con ellas y con todas las que esperabais poder leer lo que os ofrecemos. 
Sorry, sorry, sorry.
Os adoro por ser tan comprensivas.

Como estreno... os cuento que ya estoy de vuelta. Y sé que no tendré mucho tiempo pero si tengo muchas, muchísimas ganas.
Besotes.







lunes, 3 de julio de 2017

Problemas 2- Gestiones y Virus

Como suele suceder… cuando la salud es poca, los demás problemas se acumulan. Justo cuando no tienes energía para afrontar las batallas diarias, es cuando más batallas surgen.
Si mi anterior post era para hablar de los problemas de salud en mi familia, míos y de los que me rodean, este es para contar los demás problemas que me agobian, los de tipo administrativo.

Todo tipo de gestiones oficiales me obligan a recopilar documentación, a acudir a diferentes entidades para presentar esas documentaciones bien cumplimentadas, a chocar contra la burocracia administrativa que te enreda de papeleo en papeleo… Porque, digo yo, ¿para que piden tantos documentos si existen registros de cada una de las documentaciones que piden? ¿Por qué no pueden simplemente acceder ellos con una sencilla autorización de parte del usuario?
Estamos en la era de la informática y sin embargo no aprovechan las ventajas que ofrece. Podrían tener un registro central de cada individuo con TODOS los datos incluidos en él para que se puedan consultar con un solo código de autorización.
Y yo estoy metida en muchas gestiones de este tipo, oficiales, burocracia pura, peleando con funcionarios de mente cuadriculada que parecen disfrutar cuando te dicen que no se ha podido culminar la gestión, el típico “vuelva usted mañana”… como si la gente no tuviera mejor cosa que hacer en su vida que pasearse por las oficinas de esos organismos.

Primero, la cita anual con la declaración de la Renta. Esta me la podría ahorrar, porque desde hace años cobro una pensión no contributiva, que carece de retenciones y no es obligatorio declarar… además de no llegar al mínimo anual que genera esa obligatoriedad.
Pero a pesar de eso, cada año hago mi declaración de la Renta, con resultado CERO, por un motivo puramente burocrático: es frecuente que para otras gestiones te pidan la declaración de la Renta del año anterior (incluso de varios años)… y es mucho más complicado pedir el certificado de estar exento de realizar esa declaración. Por eso, hago cada año mi declaración, para tener ese documento por si me lo solicitan en cualquier otra gestión, como ya me ha pasado muchas veces.

También tengo entre manos la gestión de una solicitud al IVIMA (el organismo oficial que me concedió la vivienda de protección donde ahora vivo) para que se me realice una reducción del importe del alquiler en función de mi minusvalía y mis ingresos. Me han pedido documentación de todo tipo. Alguna de ella, para poder solicitarla me ha tocado pagar una tasa o cuota estándar. Es algo que no entiendo: tener que pagar por un documento para poder pedir una ayuda al alquiler porque tus ingresos son muy bajos.
Tras varias semanas de pasar por varios estamentos para recopilar toda la documentación, llega la fase de esperar varios meses hasta saber si te conceden la ayuda y cuál es el porcentaje de esa reducción. Y siempre con la incertidumbre de si te pedirán más papeles, de si te concederán la ayuda, de no saber el tiempo que tardarán en comunicarte la resolución.

Como esas dos gestiones no son suficientes, también he estado gestionando un par de multas de tráfico que me pusieron. Son multas por acceder a barrios restringidos de la capital de Madrid, barrios donde solo pueden entrar los residentes, vehículos autorizados y vehículos oficiales o de emergencias. Pero el tener una tarjeta de aparcamiento para personas con movilidad reducida, debido a mi minusvalía, me sitúa en la categoría de “vehículos autorizados”. Sin embargo, la cámara te hace la foto, te envían la multa y luego toca reclamar y recurrirla. Para colmo, parece que las mentes cuadriculadas y obtusas de los que gestionan este tipo de multas no quieren entender que mi calidad de discapacitada me da derecho a pasar por ese barrio y aparcar en él, porque yo no podría aparcar a varias manzanas de mi destino y acceder andando… no sin acabar ahogada y sin respiración por el esfuerzo. Así es que… recurro la multa, ellos insisten en confirmar la sanción, yo repito las alegaciones, ellos tratan de cobrar lo que es moralmente ilícito… y así una y otra vez.

Como mi hermano ha empezado a trabajar en Régimen de Autónomo, soy yo quien le hace las gestiones básicas necesarias. O mejor dicho, las hacía, en pasado. Ahora hemos decidido contratar a una gestoría que se ocupe de todo.
En realidad, desde un principio acordamos con la gestoría de una amiga que nos llevase todo el papeleo. Pero abusando de esa condición de amiga, no supo atendernos como deseábamos. Siendo nuevos en este tipo de trabajo (me refiero a lo de ser Autónomo) cada gestión me generaba dudas diversas. Y si algo me gusta, es saber donde me meto, aclarar las cosas, saber lo que pago y porque lo pago. Ya sé que hablo como si fuera yo la interesada, cuando en realidad el trabajador es mi hermano. Pero es que en casa todo lo que suponga un papeleo cae sobre mis espaldas… incluidas las cosas de mi hermano.

Con las peculiaridades de nuestra situación previa todo es más complicado de lo normal. Porque ambos, mi hermano y yo, tenemos diversas deudas impagadas en común derivadas de nuestra anterior vivienda, cuya hipoteca teníamos a nombre de ambos. Por esa hipoteca que no pudimos pagar llegamos a formar parte de todo tipo de listas de morosos oficiales, el ASNEF y otras cuyas siglas ni siquiera recuerdo. Por esa morosidad, ninguno de nosotros puede tener una cuenta bancaria como titulares, por ejemplo. Además, esa vivienda también nos ha generado una deuda con Hacienda, que dificulta las gestiones que surgen con ese organismo.
Explicarle todo eso a esta amiga que nos hacía las gestiones desde su gestoría, fue imposible. Ella ni siquiera supo explicarnos correctamente los detalles de los pagos, de los impuestos o de los mínimos legales que implican el trabajar como autónomo. Y mi insistencia en pedirle que me aclarase esos puntos casi nos cuesta perder la amistad, porque se picó mucho, incluso con reproches y malas respuestas.
Solución: pagar una gestoría anónima, aunque sea mayor el importe cada mes… Y en la primera visita al nuevo gestor ya logré que me quedaran claras muchas cosas que mi amiga no supo o no quiso aclararme.
Pero claro, hay cosas que el gestor no puede hacer, básicamente porque no está en sus funciones. Solo le hemos contratado para este tema laboral de ser autónomo… las gestiones de otro tipo me siguen tocando a mí.

Para esas gestiones laborales, mi hermano debía tener una cuenta bancaria como titular. Pero cuando intentamos contratar una cuenta nos lo denegaron alegando que estábamos en esa lista de morosos: el ASNEF. Entonces logramos una cuenta en ING, a quienes no pareció importarles esta circunstancia. Nuestro error fue pensar que al ser una cuenta que solo opera en internet sería más segura, que la detectarían menos aquellos que nos reclaman deudas antiguas. Pero no hubo suerte.
Justo a menos de una semana de tener que pagar los Seguros Sociales de este mes, la cuenta ha recibido un embargo por parte el Ayuntamiento de nuestra antigua vivienda. El importe es desorbitado, casi 3000 euros. Y el concepto es por los IBI (Impuesto de Bienes Inmuebles) de los últimos años… algo que no deberíamos pagar nosotros dado que desde hace mas de ocho años la casa ya no nos pertenece, porque fue subastada y asignada al banco con el que teníamos la hipoteca. Si el propietario de la casa es el Banco de Santander, les corresponde a ellos el pago de esos IBI, impuestos de basura o cualquier otro impuesto o gasto que genere.
Pero… explícale eso a unos funcionarios cazurros y tercos de un pueblecito de mierda, que solo quieren llenar sus arcas con ese dinero sin importarles nada. Porque a pesar de que ya les presentamos un escrito indicando que esos impuestos no nos corresponde pagarlos a nosotros, siguen empeñados en ignorar estos hechos y ahora han llegado a bloquear la cuenta corriente que había logrado abrir mi hermano en el único banco que se lo permitió. 
Por suerte, hemos podido pagar en efectivo la cuota de autónomos de este mes, a costa de acudir en persona a la oficina de la Tesorería de la Seguridad Social y solicitar ese pago directo, aunque para lograrlo mi  hermano tuvo que dejar de trabajar una mañana para hacer esta gestión, con la perdida de ingresos que genera eso (ya que cobra en función de lo que realiza). Encima tenemos que darles las gracias por dignarse a atendernos sin haber pedido cita previa, como es obligado ahora, porque la cita salía para una fecha posterior a la fecha limite de pago de esta cuota. Y todavía queda buscar la manera de domiciliar los pagos de los siguientes meses, aunque sea en la cuenta bancaria de mi madre. Parece que hasta para pagar te ponen pegas e inconvenientes.

Tengo otra gestión importante que llevar a cabo. Gestionar el aumento del grado de discapacidad de mi madre. Hace ya muchos años que se le hizo la valoración y se le concedió un grado 2, pero desde entonces su estado de salud ha caído en picado y ahora necesita muchos más cuidados que en aquella fecha. Con colaboración de mi médico de cabecera, tengo los papeles para subir esa dependencia al grado máximo. Eso me ayudaría a la hora de conseguir que aumenten el importe de una ayuda económica para el cuidado familiar que mi madre tiene concedida. Con los recortes presupuestarios actuales, este tipo de ayudas ya no se están dando, pero las que están en activo siguen pudiendo mejorarse si se dan las circunstancias adecuadas, que es nuestro caso.
El problema es que para pedir eso tiene que visitarla los asistentes sociales de su lugar de domicilio, y mi madre todavía está empadronada en la otra vivienda. Por tanto, para poder solicitar esa visita de Asuntos Sociales tendré que acudir al ayuntamiento a empadronar a mi madre en mi casa. De momento, tengo cita para ir yo sola y ver lo que me indican que debo aportar. Porque supongo que ahora me pedirán todo un lote de documentación de todo tipo, como hacen siempre.

Como indica la Ley de Murphy: “si algo puede salir mal… saldrá mal”. Y por eso, con todas estas gestiones en curso, muchas de las cuales requieren tener un ordenador con conexión a internet, me ha fallado también este punto: la informática.

Tanto rebuscar en las redes para ver la manera de realizar estas gestiones, en foros de ayuda, páginas oficiales y otros sitios… he pillado un virus súper agresivo. Porque, como si fuera novata en esto, olvidé renovar la suscripción de mi antivirus. Con tantas cosas en la cabeza, olvidé realizar el pago y mi antivirus dejó de filtrar. Eso me dejó totalmente desprotegida. Jamás me había pasado eso, y llevo muchísimos años navegando, casi desde que Internet nació. Siempre he tenido cuidado, siempre pagando por un buen antivirus, siempre leyendo los avisos de seguridad, siempre. Y para una vez que me descuido, pillo un virus de los gordos.
Para completar el problema, he contagiado ese virus al portátil de mi hermano y también al ordenador de mi prima (que juega a varios jueguecitos por Facebook usando mi perfil personal).
Primero cayó el ordenador principal, el de sobremesa. Todo se trastocó, se perdió, se escondió o se bloqueó. Salían pantallas de publicidad por todas partes, mensajes de error de todo tipo. Se cambiaron mis fondos de pantalla, mis iconos, mis carpetas… Lloré como una chiquilla de pura rabia y frustración al no poder hacer nada para evitar este caos. Fue ahí cuando intenté entrar con el portátil, para tratar de solucionarlo desde allí… y lo que logré fue que el portátil se contagiara y empezara a hacer lo mismo.
¿Puedes imaginar mi desesperación?

En plena crisis de llanto, me llamó mi prima por teléfono para contarme que su ordenador hacía cosas raras desde que abrió mi Facebook personal para jugar “nuestra” granja, como suele hacer cada día. Y se preocupó tanto al notar mi ataque de nervios que se plantó en casa en un pispas… suerte que tiene llaves, porque yo estaba derrumbada, histérica, llorando, sin fuerzas. Suerte que me conoce, porque pudo calmarme, consolarme y ayudarme a buscar soluciones.

Mi prima conoce a un friki de la informática, tiene incluso título universitario y trabaja en una gran empresa justo en el departamento de seguridad informática. Ella le llamó esa misma tarde y quedaron de acuerdo en que vendría a mi casa un par de días después a darle un vistazo a mis dos aparatos. Kike me pareció algo rarito cuando le conocí. Muy callado, muy tímido, muy serio. Cuando empezó a teclear en mi caótico ordenador lo hizo con una velocidad que jamás hubiera creído posible.
Tras un largo rato de tecleos, de pantallazos y buceos por las tripas de mi ordenador... me dio la mala noticia. Iba a ser difícil arreglar aquel lío, difícil… pero no imposible. Se llevó mi ordenador completo, incluido el monitor, teclado y ratón. Se llevó el portátil de mi hermano y el disco duro externo que había usado para intentar reactivar una copia de seguridad. Afirmó que todo podía estar infectado, porque ese virus no solo infecta el sistema operativo, sino que también se aloja en cualquier periférico para reactivarse. De hecho, no es un solo virus sino una especie de acumulación de varios virus y troyanos combinados.
Me avisó que tardaría en tenerlo listo. Pero claro, este friki tiene su trabajo y su vida, no puede ponerse 24 horas a trabajar en mis ordenadores con carácter urgente e inmediato. Además, no me garantizaba que pudiera salvar todos los datos. Aunque me tranquilizó afirmando que por mi configuración y por mis copias de seguridad en discos externos, podría salvar casi todo. Parecía casi emocionado, como si lo considerase una especie de reto personal.

De eso hace ya más de tres semanas… y no he podido entrar a internet en todo ese tiempo. Por culpa del contagio, también mi prima Dolores se ha quedado sin ordenador. Y eso casi me molesta mas, porque es culpa mía haber pillado el virus y ella sufre las consecuencias de mi error.

Quizás podría navegar con el móvil, pero mi terminal es antiguo, lento, sin memoria… y mis dedos son demasiado grandes para teclear en esa mini pantallita que tiene. Es tan diferente entrar con el móvil que no me apaño a hacer apenas nada. Solo logro juguetear a un "chorri-juego", el único que sigo desde el móvil, el que me distrae en la sala de espera de los médicos o en esos momentos “escatológicos” en la soledad del cuarto de baño.

Los únicos días que pude entrar a Internet fue cuando puse mis anteriores post en este diario, aprovechando que fui de visita a casa de otra de mis primas. Me ofrecí a cuidar de sus niños mientras ella estaba ocupada por temas laborales y de paso escribí las dos ultimas entradas de mi Diario. Hoy estoy de nuevo en su casa, tecleando mientras los nenes ven una peli de Disney en el salón. Despues de darles la cena y acostarles seguiré tecleando y pondré este post en mi diario. No me va a dar tiempo de hacer nada mas, también necesito dormir.

En estas semanas, he hablado varias veces con Kike, el friki que tiene mi ordenador. Parece optimista. Según dice, ha logrado salvar los datos, porque el virus no se aloja en documentos o pdf. Eso me consuela, porque hubiera sido un caos perder todo lo que tengo del grupo. La suerte es que la mayor parte podría haberlo descargado de nuevo ya que me suelen enviar sus aportes por mensajes o correos electrónicos, pero si logra salvarlo me ahorraré esa tarea. 
El resto está siendo más complicado. Al final, la solución requiere renovar el sistema operativo. Pero según Kike, es importante desinfectar todo al milímetro antes de reinstalar un sistema operativo, porque podrían quedar restos del virus alojados en los sistemas internos de la placa madre o de los periféricos y eso reactivaría la secuencia de virus de nuevo. Esta es mi versión simplificada de lo que me cuenta, porque resulta muy complicado repetir todos los tecnicismos que me suelta cada vez que me da detalles de cómo va la “operación limpieza”. En fin, confío en él. Sé que me devolverá el ordenador totalmente limpio y, por lo que me asegura, incluso mejorado. Pero llevará su tiempo.

Conclusión: De los errores se aprende.
Incluso las webs que parecen seguras pueden tener basura flotando entre sus enlaces. Los hackers, creadores de virus, se perfeccionan cada día. Y los virus son cada día más agresivos y más difíciles de combatir o detectar, incluso para los antivirus. 
No te fíes de cualquier antivirus (me refiero a los gratuitos o los muy básicos) y no te limites a dejarlo instalado sin revisarlo, pasa una limpieza regularmente y marca todas las opciones de seguridad que te ofrezca. No te conformes con un antivirus básico. Porque no todos los antivirus tienen la misma capacidad de protección. 
Yo estaba muy segura con mi antivirus PANDA (al mismo que pienso volver en cuanto recupere mi ordenador) pero al no renovarlo me quedé desnuda, desprotegida por completo y vulnerable a todo tipo de mierda… y como suelo hacer, cogí lo peor, o mejor dicho: lo cogí todo.

Para terminar, solo un consejo: Nunca, pero NUNCA, NUNCA, NUNCA navegues sin un buen antivirus activado.

 Con un poco de suerte, a finales de esta semana podré tener mi ordenador de regreso. Con algo menos de suerte, será la semana siguiente. Cruzo los dedos. 
Nos vemos pronto... eso espero.






miércoles, 21 de junio de 2017

Problemas acumulados 1: Salud

Si fuese supersticiosa pensaría que me han echado un mal de ojo, una maldición o algo por el estilo. Pero como no soy supersticiosa, solo pienso que se me acumulan las malas vibraciones.

Si creyera en la reencarnación y el karma, pensaría que en mi anterior vida he debido ser toda una cabrona malvada, por eso para compensar en esta vida todo me viene en contra. Pero no creo en el karma, solo creo que algunas personas nacen con más suerte y yo no soy de esas.
La acumulación de historias negativas suele venir acompañada de debilidad física por mi mala salud, que es otra historia negativa de mi vida, quizás la principal. En las últimas semanas, he tenido una acumulación brutal de malísimas experiencias de todo tipo.

Quiero contar todas esas cosas en este diario, pero como no puedo concentrarme, lo haré poco a poco, por “capítulos” como una telenovela… porque últimamente me siento como una de esas protagonistas de un culebrón de mil capítulos a las que les sobrevienen desgracias una detrás de otra.
Hoy os hablaré de la salud.

Empezaré contando que mi anemia ferropenica ha regresado. EL hierro que me inyectaron directo en las venas en el mes de febrero ya no está, lo he debido usar todo, porque de nuevo estoy bajísima en todos los conceptos “férricos” de mi sangre. Eso implica de nuevo estar sin fuerzas, agotada por cualquier movimiento que hago, cabreada por no poder hacer nada sin ahogarme…
Y regresaron los zumbidos dentro de mi cabeza, como si tuviera una colmena de abejas todas zumbando a la vez, en tono creciente… Si necesito concentrarme, el zumbido crece, crece y crece. Regresaron las jaquecas, que me dejan sin fuerzas, aplastada por el dolor, deseando solo oscuridad y silencio… y calmantes, muchos calmantes de los más fuertes. Me sobrepaso con las dosis, lo reconozco. Pero es porque prefiero estar medio “grogui” que estar sufriendo dolor, prefiero estar dormida por el efecto de los morfinaceos que rabiosa por la intensidad del dolor.
Ahora estoy de nuevo recibiendo dosis de hierro en vena. Pero, una vez más, como cada vez que estoy tan baja, el hierro tarda en ser asimilado por mi organismo y tardaré bastante en notar la mejoría y recuperar mis fuerzas.

A disgusto con mis especialistas en hematología, que me han demostrado ser muy poco profesionales, muy poco humanos y muy despreocupados por mi salud… he conseguido que trasladen mi historial médico a otro hospital de mi localidad.
Mi primera experiencia con este nuevo equipo médico ha sido muy positiva. No solo han entendido a la perfección mi problema, mi necesidad de configurar una frecuencia adecuada en recibir el hierro sin esperar a estar a cero para ello… sino que me han hablado de un nuevo suplemento de hierro y otras vitaminas que, aunque se toma por vía oral, no se absorbe en la misma zona intestinal de la que yo carezco, por lo tanto, es muy posible que pueda usar ese nuevo fármaco a diario y evitar este trastorno eterno. No es que vayan a curarme la anemia ferropenica, que ya se ha hecho crónica, pero al menos podremos controlar que no me bajen demasiado los niveles por debajo de lo que se considera necesario.
Problema: este fármaco no se da con receta médica, me va a tocar pagarlo íntegramente de mi bolsillo. Pero estoy dispuesta a intentarlo. Tengo la cita para septiembre, después de haber terminado las dosis de hierro en vena que estoy recibiendo ahora. Me han dicho que para esa fecha les van a ofrecer un lote nuevo de muestras de ese producto y así podré empezar a probar el fármaco sin coste, al menos al principio. Solo espero que vaya bien y que luego el precio no sea demasiado alto… pero si tengo que pagarlo, lo haré.

Mientras todo esto sucede, justo cuando mi salud no está en buena forma y no tengo fuerzas para nada… surgen mil y una cosas más, mías y de mi familia, algunas también de salud.

La que más huella me dejó es la muerte de mi adorada “Nana”, que ya he contado en este Diario. No voy a insistir en más detalles, porque solo pensar en mi “niña” me duele y me provoca llanto. Mi “Nani” era ya una perra anciana y la pobre ya no pudo acompañarme más, aunque nunca me dejará del todo porque su recuerdo siempre está conmigo.
Ahora tengo dos maravillosos “enanos” de los que ocuparme. Ambos me hacen recordar a mi “Nani” a veces, pero ya con una sonrisa. Tanto mi chica, “Pitu”, como mi chico, “Chulo”, me llenan de alegría y me hacen feliz… aunque a veces les mataría cuando rompen algo o hacen sus cosas en casa. Tengo que recordarme que apenas llevan diez días conmigo, que son perros jóvenes (apenas tienen 2 años) que ya han pasado muy malos tragos en su vida. Los adopté en una asociación que se dedica a recoger perros de la calle, abandonados, maltratados… Todavía tienen miedos, todavía tienen que adaptarse a mí y yo a ellos. Pero me hacen feliz. Mucho.

Lo siguiente en importancia es la salud de mi madre. Ella cada día depende más de mi, no solo por su gran dificultad de movimiento sino también por su demencia senil, con graves pérdidas de memoria causadas o incrementadas por el uso de morfinaceos fortísimos que toma para combatir el dolor de su pierna y su espalda.
Ahora le ha salido una enorme escara en el final de la espalda. Por pasar tanto tiempo sin moverse apenas del sofá, sin cambiar de postura y sin movilidad… la carne pierde su oxigeno por la presión de estar siempre sobre el mismo punto. Entonces se necrosa, se muere por dentro, creando una “cueva” de carne muerta y descompuesta. Cuando esa lesión interna reventó su piel, apareciendo una costra enorme en cuestión de pocos días de no vigilarla, me tocó llevarla al médico y fue cuando diagnosticaron la escara.
No es tan grave como podría haber sido, porque la hemos empezado a tratar en poco tiempo y porque mi madre cicatriza muy bien de cualquier herida que le surge, cuestión de genética. Pero ahora tengo que llevarla a diario a la enfermera del centro de salud para que le hagan las curas. Luego, en casa, tengo que preocuparme de darle unas cremas en toda la zona para evitar que le salgan mas, tengo que recordarle que debe cambiar de postura cada hora, moverse y andar un poco aunque sea por casa, procurar que coma bien para tener fuerzas y recuperarse… Todo ello peleando con su rebeldía ante mis cuidados. Pero poco a poco va mejorando, muy poco a poco.

Para completar la mala salud de la familia, ahora tengo que curar también a mi hermano. Tiene un grano infectado, un pelo que sale hacia dentro y le ha creado una infección. Le sajaron la bolsa de pus en el médico y ahora yo me ocupo de curarle cada día, porque tiene que cerrar desde dentro, no se pueden dar puntos o forzar la cicatrización para que no se genere un absceso y sea peor.

Menos mal que solo somos tres en la familia, no se si podría atender a más enfermos. Como veis, la buena salud brilla por su ausencia en esta casa.

Y por hoy, no puedo seguir… me zumba la cabeza tanto que casi no puedo oír el sonido de las teclas.

miércoles, 14 de junio de 2017

La llegada de Chulo y Pitu

Escribí mi anterior post hace días, pero no había tenido fuerzas ni tiempo para publicarlo.
Hoy tengo otra cosa que contar, una nueva esperanza... o mejor dicho... DOS.

Después de pasar el peor de los momentos con el fallecimiento de mi "Nani", pasé varios días sin hacer otra cosa que llorar, sin consuelo, sin ganas de vivir, sin fuerzas.
No ayuda el hecho de que, una vez mas, ha caído mi nivel de hierro (de hecho estoy de nuevo recibiendo dosis de hierro en vena). He vuelto a mi debilidad crónica, mi falta de concentración, esos retumbantes zumbidos que no me dejan pensar. Pero mientras lloraba, pensar no era necesario.
Las jaquecas que me ha estado causando el llanto y la propia debilidad de mi anemia, de nuevo en alza, han sido también el motivo de pasarme con la medicación para el dolor... con lo cual he estado medio "zombi" durante estos últimos diez días. Solo llorar y dormir.

Pero una vez mas, mis primas han llegado al rescate.
Me convencieron de acudir con ellas a la perrera de la Protectora de Animales de Madrid, alegando que mi prima quería adoptar un perro. Me dijeron que la ayudara a elegir, que me serviria de terapia. Y lo pintaron de tal modo que incluso mi madre debía venir con nosotras, para animarnos ambas.
Las muy puñeteras tenían todo muy bien pensado. Porque no era mi prima la que pensaba adoptar un perro (algo que me sorprendía, porque ya tiene tres), era para mi para quien querían ese perro en adopción. Me conocen bien. Saben que si veia un perrito pasando un mal rato no iba a poder evitar quedármelo.

Pero, aunque teníamos cita para el sábado, al llegar a las instalaciones de la Protectora, en ese día no tenían ningún perro de raza pequeña para ofrecernos. Nos mostraron los mas pequeños, pero eran demasiado grandes. A mi quizás no me hubiera importado el tamaño, pero mi madre se mueve con dificultad por casa y no podemos arriesgarnos a que se caiga enredada en las patas de un perro demasiado grandote y entusiasta.
Sin embargo, la persona que nos atendió nos habló de una asociación donde recogen a perros abandonados, procedentes de otras ciudades, y que estaba muy cerquita de allí.
Algo desanimada, pero empujada por mis primas, acepté ir a dar un vistazo, aunque con la sana intención de negarme a encapricharme de ningún perro.

En esta asociación, "La Madrileña", no solo nos atendieron fenomenalmente bien a pesar de llegar allí de sopetón, sin cita, sin ninguna intención clara... sino que nos mostraron un par de perros de raza adecuadamente pequeñita.
Uno de ellos, una hembra negra y oro, no me llamó la atención. Pero el otro, un pequeño macho oscuro y atigrado, con aspecto chulesco y super mimoso... ese si me tocó algo dentro. Me frenaba el hecho de ser macho, porque siempre he tenido hembras. Y me frenaba aun mas ver que mi madre no parecía demasiado conforme.
Entonces nos trajeron a otra perrita. Una dulzura blanquita y dorada que para mi madre fue todo un flechazo. Al minuto de ver como la miraba, ya supe que le encantaba. Y la perrita miraba a mi madre con verdadera adoracion. 
Por lo tanto, la decision parecia estar tomada.

Mientras se preparaba el papeleo, ambos perritos estaban a nuestro alrededor. Se les veía felices juntos, la perrita se pegaba al macho como si necesitara de su apoyo y el machito le hacia cariños para calmarla. Entonces nos contaron que llevaban juntos desde que habian llegado, que nunca se les veia separados, que el macho la defendia de otros perros...
Y la decisión cambió... adoptamos a ambos perros.



Hoy, apenas unos días después, tenemos dos nuevos amores en nuestro hogar. 
No me arrepentiré nunca de haberles adoptado a ambos. No hubiera tenido corazón de separarlos. Y viéndoles en casa, felices, jugando, superando pequeños miedos (especialmente la perrita), aprendiendo, adaptándose... cada día cambio el llanto por sonrisas.

Mientras escribo, se me escapa la mano para acariciarles, porque están aquí, cerca de mi, en mi cama, esperando que me acueste para pegarse a mi, dándome calor y cariño... prefiero dormir con el ventilador puesto que hacerles dormir en el suelo. Ya han pasado demasiados malos tragos en su corta vida como para no darles ahora todos los mimos del mundo. 

Chulo y Pitu son ahora parte de mi familia... y de mi corazón.

Un trago doloroso... muy doloroso

Mi abuela decía que las cosas venían en rachas, siete años de vacas flacas y siete años de vacas gordas, es decir, una racha mala y luego una racha buena. Pero parece que en mi vida las rachas malas se suceden sin acordarse de intercalar rachas buenas entre medias de ellas. O al menos las rachas malas son mucho mas largas e intensas que las rachas buenas.
Lo ultimo ha sido brutal, al menos así lo he sentido.

El pasado día 31 de Mayo falleció mi adorada perrita "Nani".
La madrugada anterior se quedó rígida y sin respiración entre mis manos. No se ni como logré reanimarla, con unos fuertes masajes cardíacos y soplándole oxigeno (primero con mi boca y luego con mi maquina de oxigenoterapia). Conseguí que recuperase la consciencia y pasé el resto de la noche pendiente de ella, ambas sin dormir, hasta la hora de apertura de mi veterinario.
Allí, nada mas verla, me dieron muy pocas esperanzas. Al hacer una radiografía se vió que tenía encharcamiento pulmonar y las válvulas del corazón obstruidas. Se hizo todo lo que se pudo, poniéndola en tratamiento con oxigeno y diuréticos potentes para ver si lograban salvarla. Aunque había pocas esperanzas porque mi niña ya tenía trece años y llevaba varios años con tratamiento para el corazón.

Mientras eso sucedía, yo tuve que irme, porque para remate, tenía cita con mi hematólogo para revisar el resultado de los últimos análisis de control del hierro, por mi anemia crónica.
Mi cita era a las 13 horas y llegué aproximadamente quince minutos antes. Fui atendida a las 16’15 horas de ese día, después de llevar tres horas y media esperando en la sala correspondiente. Tras mi consulta, apenas 10 minutos, salí del centro a las 16’30 horas… casi cuatro horas de mi tiempo para diez minutos de consulta.

Durante todas esas horas de espera que pasé allí, estuve recibiendo informes del doctor (algunos mas esperanzadores, otros totalmente desalentadores) por mensaje telefónico sobre el estado de salud de mi perrita, que en esas mismas horas estaba muriéndose en la clínica veterinaria.
No sé si tenéis mascota, pero si la tienes entenderás mi desesperación y mi desconsuelo. Estuve todas esas tres horas llorando desconsoladamente, desgarradoramente, perdiendo la respiración, totalmente rota y descompuesta… sin que ni una sola de las personas allí reunidas, tanto enfermeras, como médicos, pacientes o personal de limpieza… se dignaran a preguntarme que me pasaba, sin intentar ayudarme o consolarme. Totalmente insensibles a una persona rota de dolor, llorando, ahogándose…
Y no es que no se dieran cuenta, ¡no!, es más bien que a nadie le importó. Porque cada poco rato pasaban por allí  enfermeras, médicos y personal del hospital de camino entre un despacho y otro, atendiendo solo a sus propios asuntos y sin importarles ver a una persona sufriendo (por no mencionar a los demás pacientes esperando sentados a mi lado sin interesarse por mi situación).
Entiendo que no es obligación del personal el atender a una persona llorando… pero aunque solo sea por solidaridad, por humanidad… deberían tomarse la molestia de preguntar, de intentar ayudar al prójimo.
Porque yo no estaba simplemente llorando. Os puedo asegurar que en diversos momentos estuve al borde del colapso respiratorio y teniendo que esforzarme en respirar debido a mi hipertensión pulmonar y distrofia cardíaca. Podría haberme dado un colapso en esa sala de espera y nadie se habría molestado en mirarme. 
Por supuesto, he reclamado contra este departamento y he solicitado un cambio de centro. No pienso volver a esa consulta donde a nadie le preocupa lo que pase a la gente que está allí esperando ser atendida.
Jamás me he encontrado con gente tan insensible e inhumana en toda mi vida.

Al final, mi querida niña no pudo superar este trago, no tuvo fuerzas para responder al tratamiento. El veterinario le dio la paz de un sedante para que  mi amada "Nani" dejara de sufrir... y entonces empecé a sufrir yo.
Fueron trece años de felicidad, de anecdotas, de cariño, de mil historias... Trece maravillosos años que me dejan un vacio inmenso en el corazon ahora que mi pequeña ya se ha reunido con su madre, su abuela y su hermana de corazon donde quiera que vayan los perros cuando dejan este mundo y recuperan sus alas de angeles.

martes, 30 de mayo de 2017

¡Que mala hija soy!

Como soy muy mala hija, "abandoné" a mi madre durante una semana... Abandonada al cuidado de su hermana, pasando unos días familiares y felices con ella, mientras yo me relajaba y disfrutaba de un descanso merecido. ¡Que mala hija soy!

Como soy tan mala hija, los días siguientes mi madre me hizo notar su malestar por ese "abandono" a su manera... caras largas, silencios, mala actitud... y reproches. ¡Que mala hija soy!

Como soy tan mala hija, metí a mi madre en el coche y la llevé a visitar a su hermana en Gijón, a la que llevaba varios años sin ver. Intentaba que se sintiera mejor, que pudiera abrazar a su hermana y así compensar mi anterior "abandono" de hogar y deberes. ¡Que mala hija soy!

Soy tan mala hija que la hice pasar varias horas en el coche, parando cada pocos kilómetros para no cansarla demasiado. Soy tan mala hija que he pasado cinco días con mi madre en casa de su hermana, en su querida Asturias, visitando su Cangas de Narcea natal, concediéndole cada capricho que le apeteció, comprándole recuerdos y sus comidas favoritas. ¡Que mala hija soy!

Para remate, al regreso de este mini-viaje, le salió una costra en el final de la espalda. Y como mala hija que soy, la llevé al medico. Ha resultado ser una escara, debido a la postura y la inactividad física de estar muchas horas sentada... aunque según mi madre es por culpa de esas pocas horas de viaje en coche. Según el medico, las escaras no se forman en unas horas, sino por muchos días de permanecer en la misma postura. Esta escara debía estar formándose bajo la piel desde hace un tiempo y puede que el viaje fuese la gota que colmó el vaso rompiendo la piel y asomando, haciendo surgir esa costra que debajo oculta un hueco terrible de carne muerta que poco a poco la enfermera tiene que limpiar y curar a diario en el Centro de Salud.

Como soy muy mala hija, llevo meses intentando que mi madre se levante cada cierto tiempo del sofá para hacer pequeñas tareas... coger un vaso de agua, ir al baño, salir de paseo con la perrita, cambiar de postura para relajar la espalda y las piernas... pero como soy una mala hija, mi madre no ha querido hacerme caso. Y ahora mi pobre madre paga las consecuencias de que yo haya sido tan mala hija. ¡Que mala hija soy!

Por supuesto, como soy mala hija me debería haber dado cuenta antes... incluso antes de que saliera esta costra. Y ahora yo soy la única culpable de que mi madre esté teniendo que ir a diario a someterse a curas en la enfermería, sufrir el dolor de la lesión y la molestia de tener que cambiar de postura obligatoriamente cada hora... esta vez por orden medica. ¡Que mala hija soy!

Soy tan mala hija que deberían castigarme... y de hecho, mi madre me castiga con sus malas actitudes, su rebeldía ante mis cuidados, su negación a tolerar que la ayude, su desconfianza ante cualquier cosa que yo le diga... ¡Que mala hija soy!

Vale, ya sé que todo esto forma parte de su creciente demencia senil, de su frustración ante su enfermedad incapacitante y de su rabia por su inmovilidad e inactividad... pero no por ello deja de ser una putada saber que esto es lo que me espera durante el resto de su vida: peleas, reproches y malas actitudes.

Si fuera una buena hija no me molestaría todo esto, no me quejaría, aceptaría mi carga sin rechistar... pero como podéis ver... soy la peor de las hijas. ¡Que mala hija soy!

lunes, 8 de mayo de 2017

Secuestro de Paz

Llevo mas de una semana sin entrar, porque he sido secuestrada… por mis primas. 
Las muy brujas planearon darme una semana de tranquilidad rural, llevándome con ellas a la casa del pueblo de una de ellas. Para ello, lograron confabularse con mi tía para que accediera a quedarse con mi madre, porque con su demencia senil no puede quedarse sola. Yo no podría desconectar sin saber que mi madre estaba bien atendida. Y a mi madre le vendrá bien pasar unos días con su hermana, aunque sea quejándose de mi.  😊
He pasado algo mas de una semana entre risas, tranquilidad y cantos de pajaritos… sin móvil, porque la cobertura en aquella zona era mínima y solo funcionaba a saltos. Con mi perfil personal pude acceder, pero solo para mirar mensajes de amistades "reales". Sin embargo, no recordaba la contraseña de mi cuenta como "Puma" ya que siempre accedo desde el ordenador y allí la tengo memorizada. Tampoco pude avisar, porque el "secuestro" no me dio tiempo de hacer nada, tan solo meter algo de ropa en una maleta, mis medicaciones y artículos de aseo, apresurada por mis primas que esperaban con el coche en marcha, como si huyéramos del atraco a un banco. 😉

Gracias a mis "secuestradoras" (mis primas), he pasado 9 días en el paraíso... sin tener que ocuparme de mi madre, mis tareas de casa, mis problemas de cada día... Solo tenía que ocuparme de disfrutar, relajarme, charlar, reír, tomar el sol... incluso pasear un poco (lo poco que me permite mi dolorida espalda y mis dificultades respiratorias).
Regresé esta mañana (más bien ayer, ya que han pasado las doce) para pasar el domingo con mi madre, porque este era el primer domingo de mayo, que se celebra el Día de la Madre. Es duro reincorporarse a la rutina, pero llego con el alma y el cuerpo limpios y relajados.

En estos días, sin acceso a mi ordenador (que no es portátil), todo quedó aparcado, aunque lo tenía casi listo... tanto que espero culminarlo en estas horas de madrugada, cuando mi madre ya duerme. 
Y mañana, dentro de unas horas… tendré para todas vosotras un regalo del Día de la Madre, aunque con unas horas de retraso.

Tengo en proceso un relato especial, uno cuya base y origen radica en una hermosa historia de amor de la antigua Grecia... que es una de mis pasiones desde que era niña.
Al prepararlo, me di cuenta de que requería muchas notas explicativas por sus muchas alusiones a mitos y leyendas de la antigua Grecia, que no todas conocerían y que tienen muchos puntos en común con el relato que hemos traducido. Incluso yo desconocía algunos matices de estas leyendas, matices que he descubierto investigando en diversos sitios  para recopilar lo mejor de cada web y ofreceros una historia tan hermosa como el propio relato que me ha llevado a esta búsqueda.
La única pega es que el resultado final es muy extenso, porque cada referencia se cruza con otra y requiere nuevas explicaciones, ademas de que he querido ilustrarlo para que sea mas ameno. 

Entonces tomé una decisión: crear dos versiones, el formato básico que solo contiene el relato traducido y el formato especial, que contiene tres anexos donde se detallan esos mitos a los que alude el relato inicial. Cada versión se ofrecerá en los tres formatos de siempre (pdf, epub y mobi) para que todas puedan leerlo cómodamente.

Espero que te guste la mitología tanto como a mi. Y de lo contrario, quizás con este relato empiece a gustarte. Lo comprobamos mañana... o dentro de unas horas. 😉

BESOTES

sábado, 28 de enero de 2017

He tocado fondo

He tocado fondo. Y aunque parezca lo contrario, eso es bueno.

Porque cuando se toca fondo significa que tu nariz ha llegado a cubrirse de agua en el pozo de la desolación… y el instinto de respirar te lleva a impulsarte con fuerza hacia arriba, ayudado por el hecho de que tus pies están tocando el fondo.

El pasado fin de semana tuve una visita, inesperada y muy insistente (de otro modo quizás no le habría abierto la puerta). Una de mis primas, preocupada por mi silencio virtual y telefónico de tantos días, se presentó en mi casa. Sinceramente, cuando oí sonar el telefonillo del portal, lo ignoré. Pero ella logró entrar y llegar hasta la puerta de mi casa. Tocando el timbre y aporreándola como si hubiera un incendio. Impidiéndome esconderme y fingir que no estaba en casa, en parte gracias a los ladridos de mi perrita, cómplice sin querer.
No tuve más remedio que abrir. 

Y mi prima entró. Entró en mi casa, en mi vida, en mi espacio. Como un huracán, como un tornado, como un soplo de aire fresco. Revolucionando mi cabeza y mi mundo con su energía y su preocupación. Me hizo sentir culpable, viéndola tan preocupada. Me hizo sentir cobarde, por esconderme en mi “cueva” sin ganas ni fuerzas de ver o escuchar a nadie.
Porque en mi pozo de depresión, llevaba demasiados días sin responder al teléfono, sin entrar en Facebook excepto para jugar o buscar algo para leer, sin entrar a grupos de wassap ni responder mails… aislada por voluntad propia, por desgana, por dejadez.

Aprovechando la excusa (una excusa muy válida) de la ola de frio siberiano que nos está asolando en estas fechas y que no me puedo permitir el lujo de que el gripazo (mas bien bronquitis) que tengo se agrave todavía más cogiendo frio he salido de casa solo para acudir a mis sesiones de hierro, mis consultas medicas, los breves paseos para que mi perrita haga sus “cosas” y muy poco mas.

Porque sigo sin asimilar el hierro que me están metiendo directo a la sangre y eso me hace seguir demasiado agotada como para hacer nada, ni físicamente ni mentalmente. Sigo escuchando ese insufrible zumbido dentro de mi cabeza, que no me deja pensar, que no me deja concentrarme. Sigo atrapada por un catarro que ya se ha convertido en otra bronquitis, medicándome para intentar evitar que llegue a neumonía, como me ha pasado otros años.

Lo único que he estado haciendo estas últimas semanas es jugar a jueguecitos que no me hacen pensar, solo click, click, click, click… un cordero alimentado, una burbujita explotada, una palabra en el tablero… solo a ratos, hasta que el zumbido sube de intensidad y se hacen insoportables incluso esos juegos tan automáticos.
Lo único que he estado haciendo es leer, pero viéndome forzada a volver atrás en el libro cuando la acción resulta incompresible porque me he perdido algún detalle en los párrafos o capítulos anteriores. Jamás me había pasado algo así. Jamás había tenido que releer el mismo libro para recordar detalles del contenido. Y saber eso me creaba una enorme frustración, dejaba el libro (tablet), apagaba la luz y trataba de dormir… cosa no siempre fácil cuando cierras los ojos y sigues escuchando un zumbido intermitente y creciente dentro de tu cabeza.

Mi prima me ha hecho darme cuenta de que así no puedo continuar, que tengo que retomar mi vida, mis aficiones, mis obligaciones… mis batallas. Me ha hecho darme cuenta de que esta negatividad que ahora me invade solo está consiguiendo que mi recuperación sea incluso más lenta y dificultosa. Porque si algo es necesario para mejorar la salud es tener una actitud positiva, como la que yo siempre he tenido, incluso cuando he estado a las puertas de la muerte… literalmente.
Mi prima me ha “sacudido” como si fuera ese mantel lleno de migas que nadie recuerda recoger… y las migas han caído al suelo… pacíficamente. Ella las ha barrido por mí, las ha alejado de mí y ha tirado el mantel de mi auto-compasión al cesto de la ropa sucia, para eliminar la mierda negativa que todavía tiene pegada.

Porque todavía sigo enferma. Todavía sigo acusando esta intensa debilidad que no me permite hacer ni siquiera las labores de mi casa sin agotarme, sin tener que refugiarme en mi cuarto jadeando como si hubiera corrido los cien metros lisos y conectando la maquina del oxigeno para que mis pulmones renueven el aire que no les llega.
He tenido mis seis sesiones intensivas de hierro, ya han terminado. Me falta hacerme un análisis de sangre en un par de semanas para ver si ha subido el nivel. Pero estoy segura de que no lo ha hecho. Lo noto. Lo sé. Y saberlo me hunde, me debilita tanto como la propia anemia brutal que todavía tengo.
Sé que la única solución es tener paciencia y seguir con las rondas de hierro en vena.  Sé que en cuanto se vea el resultado de esos análisis que me harán el día 7 de Febrero y verifiquen que me sigue faltando hierro, la especialista en hematología me volverá a pautar nuevas sesiones de hierro… una y otra vez… así hasta lograr que mi sangre se refuerce.

Pero aun sabiéndolo, sigo desanimada.
No había estado tan desanimada, ni tan debilucha, desde hace años, desde antes de operarme a corazón abierto. Y eso me da que pensar. Me asusta. Porque... si mi sangre se niega a asimilar el hierro… ¿qué toca ahora?

La preocupación es una perra, una enorme hijadeputa que te corroe por dentro y te anula. Si a eso le sumamos mi carácter independiente, es mala combinación.
Porque detesto tener que pedir ayuda, detesto que nadie tenga que hacer mis labores aunque sea porque yo no puedo hacerlas por pura salud. Detesto el desorden y no tengo fuerzas para ordenar. Detesto la inactividad y no tengo fuerzas para hacer nada. Detesto contar penurias y sin embargo solo tengo penurias para contar.

Mi prima me ha quitado una copia de las llaves de casa para poder entrar incluso cuando yo tan solo deseo aislarme. Ayer ha regresado (acompañada de otra prima) y entre ambas le han dado un repaso de limpieza y orden a mi casa, mientras yo lloraba de impotencia y emoción, sin fuerzas, en la cama, con el oxigeno puesto.
Y mañana sábado, espero su visita de nuevo, dispuesta a ayudarme a organizar mi casa y a empujarme a traducir, incluso si para ello tiene que colaborar conmigo para que pueda terminar de traducir lo que tengo a medias y comprometido hace semanas. Mi prima habla inglés a la perfección, de hecho su marido es irlandés, pero no suele traducir y aunque no le gusta el género romántico, se ha empeñado en darme ese empujón para que reinicie mi “profesión” elegida y deseada.

Su ayuda desinteresada y no solicitada me ha hecho reaccionar. Me ha hecho darme cuenta de que no estoy sola en mi batalla con la salud. Me ha hecho darme cuenta de que tengo que remover la costra de auto-compasión y la pereza para empezar a flotar de nuevo en este pozo, mientras recupero las fuerzas para salir de él. No puedo dejar que el agua vuelva a absorberme y llegarme hasta la nariz.

He tocado fondo, si, pero solo para impulsarme hacia arriba y sacar la cabeza del agua.
Es un principio.

Ayer, mientras mi prima hacía la cena para mi familia, me senté a escribir este texto… y lo escribí de una sola vez. Por supuesto, luego tuve que corregirlo, porque yo no soy mecanógrafa (tecleo sin mirar la pantalla y luego sale cada cosa que… jajajaja).

En este punto, tuve que parar… el zumbido de mi cabeza era atronador. Se unió una punzada en mi sien izquierda, como un tornillo lavándose en mi cerebro desde el ojo. Apenas podía pensar… pero me sentí orgullosa de haber podido teclear todo este texto, de haber podido sacar todo esto de dentro de mí en un solo golpe de teclado.

Y me da ánimos para intentar tomar otras cosas que también requieren concentración y que tanto me gustan, como traducir o corregir y editar los textos que luego os ofrezco… aunque luego tenga que batallar con la estupenda jaqueca que me produce la actividad cerebral.
Hice una pausa… y hoy sigo.

He dejado el grupo sin dejarlo. He dejado mis labores sin saber cuando las podría retomar.
Mis compañeras siguen entregando sus trabajos, siguen realizando sus labores. Pero al final, todo pasa por mis manos, por mi cabeza, y yo no he estado bien para realizar mi labor. Sigo sin estar bien.
Por eso el grupo lleva semanas sin ofrecer ninguna traducción. Por mi culpa, solo mi culpa (o la culpa de mi mala salud, para ser concretos).

El no poder dar una buena respuesta, el tener que confesar que no estoy haciendo absolutamente nada… me han hecho ignorar mis mensajes, ignorar mis cuentas de Facebook. Para no contar penas, mejor estar desconectada. Para no dar malas noticias, mejor el silencio. 
Ese ha sido mi motivo principal.

Hoy, después de cenar y atender mis obligaciones familiares, he decidido entrar a dar la cara. Entrar para colgar este nuevo lloriqueo en mi “Diario”, para responder mis mensajes privados (que me consta que serán muchos), para contactar con mis compañeras y disculparme por mi inactividad tanto como para que dejen de preocuparse y para asegurar que vuelvo a la carga (aunque sea a paso lento).

Siempre he sido multitarea. Siempre he 'trabajado' en varias cosas a la vez. Al mismo tiempo que traduzco uno o dos relatos, también edito y corrijo varios de los que entregan mis compañeras, incluso voy preparando portadas y plantillas para la presentación final, todo eso al mismo tiempo. Y como para eso necesito imágenes de hombres guapos, también combino esas labores con mi búsqueda y acumulación de imágenes de todo tipo y temática, para las portadas, para decorar el muro del grupo, para mis propios perfiles y portadas de Facebook...

Ahora me doy cuenta de que no puedo hacer eso, de que tengo que priorizar y seleccionar lo que hago… al menos hasta que tenga fuerzas para poder volver a ser yo misma.
Voy a retomar mi traducción, aunque aún no sé muy bien con cual libro lo haré. Pero solo voy a dedicarme a UNA traducción. 
De pasada, por una notificación que vi sin pretenderlo, ya he sabido que mi autora favorita saca un nuevo libro en la serie VLG (que también me encanta) y pretendo traducirlo, aunque sea algo más lenta de lo que suelo ser.

En cuanto al resto de las cosas que siempre hacía, me voy a limitar a una por vez. Si eso ralentiza la entrega, que así sea. Mientras esté con un relato, no voy a hacer más que ese relato.
Es decir, solo dos labores diferentes, mi traducción elegida y corregir o editar el relato de mis compañeras que esté más avanzado en este momento.
Si no me da tiempo para sacar los tres formatos habituales, me limitaré a preparar el más popular, el PDF. Más adelante podría plantearme sacar el resto de los formatos (epub y mobi) y subirlos directamente al almacén.

Tengo demasiadas imágenes ya, por tanto evitaré esa parte de mis “ocupaciones”. De las muchas imágenes que tengo, alguna servirá como portada. Aunque no sea tan perfecta. Y si no me queda tiempo o fuerzas para 'decorar' mi grupo o mi perfil... dejaré esa labor, que es tan secundaria (por mucho que me divierta y relaje).

Con estos buenos propósitos, termino esta extensa página de mi “Diario”.

Valoro mucho cada mensaje de apoyo que recibo, incluso los que no he leído por mi desconexión auto-impuesta y que leeré poco a poco, aunque no tenga tiempo para responder a cada una de vosotras.
Tengo mucho que hacer, mucho que recuperar… tengo muchas ganas de volver a ser yo misma y cumplir mis propios objetivos… pero todavía tengo muy pocas fuerzas.
Necesito tiempo para recuperarme del todo. Sé que lo entendéis. 

He tocado fondo, pero solo para impulsarme hacia arriba. Saldré a flote. Pronto.
BESOTES


martes, 10 de enero de 2017

Pozo negro

Hace muchos días que no entro en internet, hace muchos días que no tengo ganas ni fuerzas para hacer absolutamente nada. Paso mis días metida en la cama, sin fuerzas físicas ni mentales, solo intentando distraerme leyendo a duras penas.

Puedo achacarlo a mi debilidad creciente, a mi anemia ferropénica grave que lleva activa desde el pasado mes de septiembre. Se me detectó en un análisis de sangre rutinario, pero puede que llevase ya varios meses con esa carencia puesto que el anterior análisis de sangre me lo habían realizado en enero. Imposible saber cuántos meses llevo realmente sin hierro en mi organismo. Imposible saber cuántos meses llevo con esa leucocitosis, que nunca antes había tenido.
Como en otras bajadas de mis niveles de hierro, me pusieron una dosis alta directamente en vena, porque mi organismo no asimila el hierro de otro modo. Pero incluso después de haber recibido ese aporte, seguía con la misma anemia en mi siguiente análisis de control, tres meses después (en diciembre). Parece que esta vez mi sistema no ha querido asimilar el hierro o no me pusieron lo suficiente como para mejorar.
Con mi historial cardiológico y pulmonar, lo normal sería que los médicos se tomaran más en serio este prolongado periodo de debilidad por falta de hierro… pero como no son ellos los que se agotan solo con hacer la más mínima cosa, no tienen prisa en buscar la solución.

Y, claro, me pillaron las festividades navideñas (otro motivo más para que no me gusten). En esas fechas los centros médicos están bajo mínimos, faltos de personal, y no dan citas si no lo ven urgente. Tras mucho esperar y reclamar para anticipar la cita lo más posible, mañana tengo cita con el hematólogo.
Y me temo que no me da buena espina.

Hoy me llamaron de la consulta de hematología para adelantarme un poco la cita, ya que la tenía para la próxima semana. Y cuando le comenté a la doctora que esperaba con ansiedad esta consulta porque estoy preocupada por mi salud, me asegura con voz alegre y tono frívolo que “no pasa nada” por llevar tanto tiempo con anemia, afirma que enseguida me pondrán hierro y listo. Y añade con tono conciliador, casi divertido, que la leucocitosis (léase infección) que muestran mis análisis no es muy alta y no debo preocuparme.

¿Cómo no me va a preocupar tener falta de hierro y leucocitosis desde hace tantos meses? ¿Cómo no me voy a preocupar si veo que incluso el más mínimo esfuerzo me deja jadeando como si acabara de correr una maratón?

Tengo un zumbido constante en la cabeza. No es un pitido, es más parecido al sonido que hace la lavadora cuando está dando vueltas a la ropa sin cesar. Es imposible concentrarse en nada cuando escuchas ese constante zumbido. Leer o escribir se hace difícil porque las letras parecen bailar, enturbiarse y desaparecer delante de mis ojos. Tengo que releer cada párrafo dos veces porque no logro asimilar lo que acabo de leer, no logro concentrarme.

Añade un constante dolor de cabeza y te harás idea de mi estado de falta de concentración. Añade una de mis eternas gripes invernales, agotada por la fuerza de la tos y dolorida por la intensidad de los estornudos y te puedes hacer una idea de cómo me encuentro. Añade mis hernias discales múltiples, mis problemas de sobrepeso, mis molestias menopáusicas, mis cargas familiares… y te puedes hacer una idea del panorama completo.
Añade las diversas gestiones oficiales que me ha tocado hacer (y sigo haciendo) por temas de mi piso, del trabajo de mi hermano, de la salud de mi madre… y entenderás que las pocas fuerzas que tengo las necesito para solucionar estos problemas de mi vida real, que vienen asociados a plazos, papeleo, documentación legal y mil dificultades.

No tengo ganas de hacer nada. No tengo fuerzas para hacer nada. 

Incluso este escrito lo he redactado en varias etapas, añadiendo párrafo tras párrafo en momentos de lucidez, cuando mi cabeza zumba un poco menos. Porque es mucho lo que quiero decir y no logro encontrar las palabras. Otra cosa que no es normal en mí, cuando las palabras siempre han sido mis mejores armas y mis mejores amigas.

Tampoco tengo ganas de airear mis males o de llorar mis penurias, lo cual es otro motivo de que apenas entre en mis redes sociales (ni en mi perfil personal ni en este). Todo lo que me gusta hacer (leer, traducir, navegar, jugar), me cuesta tanto esfuerzo mental que me desquicia, me frustra y me deprime.

Y ese es el principal motivo de que no haga nada y no entre en internet: la depresión.

El pozo negro.

Cuanto más débil me siento, mas me hundo en ese pozo. Cuanto más me hundo menos fuerzas y menos ganas tengo de hacer nada.

Entrar en mis redes sociales supone tener que reconocer lo inútil que me siento, tener que contar lo enferma que me siento, tener que confesar lo inactiva que estoy siendo en todos los aspectos.
Y yo no soy así, yo no soy inactiva, ni depresiva, ni inútil, ni débil… por eso cuanto más me siento así, más me hundo, porque no me reconozco a mí misma.
Detesto tener retrasado TODO lo que normalmente hago en mi grupo: traducir, editar, coordinar... Detesto haber perdido las ganas de hacer cualquier cosa.
Y pido mis más sinceras y enormes disculpas por toda esta situación.

Espero que mañana el hematólogo me dé alguna solución a corto plazo, algo inmediato que renueve mis fuerzas y me anime a recuperar mi vida… porque como vea que me siguen dando largas, que me siguen tratando sin la debida celeridad… voy a quemar el centro de salud con protestas y reclamaciones hasta que no quede piedra sobre piedra.

Todavía no sé de dónde voy a sacar las fuerzas para hacerlo, pero lo haré.

No voy a dejar que la desidia de los médicos que hunda por completo en este pozo negro.