martes, 24 de marzo de 2020

Desde mi casa... en cuarentena por CoVid


Solo unas palabras para aseguraros que sigo bien de salud. Aunque la situación es muy angustiosa en estas fechas, debido a la epidemia mundial del CoVid, intento mantener la calma.

Debido a mi enfermedad cardiorespiratoria, se puede decir que estoy en el grupo de riesgo. Es por eso que desde el día 9 de Marzo solo he salido de casa dos veces, una para comprar y otra para ir a mi revisión de coagulación (Sintrom). En ambas salidas, me enfundo guantes, me pongo mascarilla y procuro no acercarme a nadie a menos de metro y medio.
Mi hermano sigue trabajando, es conserje nocturno en un edificio con muchos portales y tiene que encargarse de la seguridad y de sacar cada noche los cubos de la basura, entre otras cosas. Así que es imposible que haga eso desde casa, nada de teletrabajo para él.
Cada mañana, cuando llega a casa, se quita la ropa en el rellano, se lava manos y cara con jabón, es decir, tomando medidas por si algún virus entra en casa… especialmente para no contagiarme.
A mis perros solo les saco de madrugada, que hay cero riesgo de cruzarme con alguien… y siempre con guantes y mascarilla y lavándome con jabón al regresar. Uso toallitas de bebé para mis perros, en sus patas, lomo, colas… por si traen algún “huésped” indeseado.
En fin, vivo a diario sin dejar que el miedo me paralice, tomando muchas medidas de prevención anticontagio y tomándome la temperatura cada día por si me da fiebre, que es el síntoma más frecuente al inicio de la enfermedad.

Mi mayor preocupación es por mi madre, que está internada en una Residencia de Ancianos. 
Los directivos de esa residencia no están llevando bien esta crisis. La directora acaba de ocupar el puesto y nunca había realizado esa labor, se nota su inexperiencia y su prepotencia, demasiado orgullo y brusquedad para tratar con familiares tensos y preocupados.
El día 9 fui a visitar a mi madre, aunque había oído que el día 8 se decretó una norma en la Comunidad de Madrid pidiendo cerrar las residencias. Esperaba que me permitieran visitar a mi madre usando mascarilla y guantes, al menos esa primera vez, para poder explicarle que tardaríamos en volver a verla porque hay una epidemia. Solo quería tranquilizarla. Pero la directora se puso borde y nos impidió la entrada. Eso sí, mi hermano es un tío grandote y con mala hostia… él no se dejó amilanar y entró como un tornado hasta la habitación de mi madre… para encontrársela llorando desesperada porque “nos habíamos olvidado de ella”. Detrás de él llegué yo, con la Directora a mi lado amenazando con llamar a la policía para que nos desalojaran. Y apenas pude hablar un par de minutos con mi madre, asegurándole que volveríamos cuando pudiéramos, que NO nos olvidaríamos de ella NUNCA y que todo saldría bien.
En ese primeros días de la crisis, todavía no se había decretado el aislamiento para toda la población española, solo se pedía que tuviéramos cuidado. De hecho, ese día 9, después del alboroto que se lió en la residencia por nuestra visita, nos aseguraron que podríamos pedir que le pusieran a mi madre su ropa y la sentarían en la silla de ruedas para sacarla a la puerta y que nosotros pudiéramos llevarla a dar un paseo, como hemos hecho tantísimas veces… pero cuando volvimos al día siguiente, ya había cambiado la norma y NO nos permitieron sacarla. Y desde esa fecha, no he vuelto a ver a mi madre.
La Residencia pertenece al grupo Vitalia y parece ser que tienen órdenes de sus jefazos de NO dar información a los familiares. No solo eso, sino que tampoco disponen de suficientes medidas anticontagio para las trabajadoras del centro. Por eso me daba tanta rabia que no me dejaran verla, porque… ¿yo puedo contagiar a mi madre y ellas no? Si yo uso guantes y mascarilla, en teoría no debería haber riesgo y debería poder ver a mi madre. Yo misma he pasado mucho tiempo aislada en una UVI, cuando descubrieron mi obstrucción pulmonar y estuve a las puertas de la muerte (palabras textuales de mi cardiólogo). Y sin embargo, cada día permitían a mi familia entrar a verme, debidamente protegidos, durante 15 minutos… minutos que se hacían cortísimos y que esperaba cada día con ansiedad.
Mi madre, con su deterioro cognitivo, no entiende la situación. Solo sabe que ya no vamos a verla. Y si se lo explican, al cabo de un rato se le habrá olvidado y de nuevo pensará que está allí abandonada. Como además el personal es escaso y están saturados de trabajo, no creo que tengan tiempo de tranquilizar cada rato a los residentes que, igual que mi madre, teniendo Alzheimer y otras demencias no entienden lo que está sucediendo. Dudo incluso que tengan tiempo de realizar los cambios posturales que requiere la escara que tiene en su zona lumbar, por lo cual imagino que en todo este tiempo esa escara estará empeorando considerablemente.

El contacto con la residencia es casi imposible. No cogen el teléfono, y cuando lo cogen, no te informan de nada. No te pasan con su zona porque las auxiliares no están autorizadas para informar del estado de los ancianos; no te pasan con la Directora porque siempre está reunida, no te pasan con la Trabajadora Social porque está comunicando, ocupada o similar; no te pasan con el médico (que es el único que está autorizado a darte detalles de la salud de tu familiar) porque siempre está atendiendo a algún paciente, o no está en su despacho, o cualquier otra excusa estándar que tengan a bien soltar.
La recepcionista es toda una experta en dar esas respuestas automáticas, sin decir absolutamente nada. Y eso genera muchísima más inquietud.
Como mucho, te dicen que todo va bien y que NO hay casos de CoVid… pero desde hace varios días  sabemos que eso es MENTIRA.
Resulta que un número cada vez más amplio de familiares estamos en contacto mediante un grupo de WhatsApp que lleva la Agrupación de Familiares y que está conectado con la Unión de Residencias (organizadores de las Mareas de protesta que últimamente hemos tenido por todo el país pidiendo la mejora de este tipo de Centros).
En esos grupos, te enteras de los casos de contagio porque los familiares a los que se lo han comunicado se lo cuentan a los demás… y generalmente se les ha comunicado ese contagio porque su familiar HA FALLECIDO o está muy grave.
En la residencia de mi madre, desde el día 9 de Marzo que cerraron las puertas a la familia, se han dado 20 fallecimientos, de los cuales solo habíamos podido confirmar 1 por CoVid porque su familia nos lo comunicó a través de ese grupo de WhatsApp.
Sin embargo, la portavoz de la Agrupación de Familiares ha podido hablar con la directora y siempre le ha negado que hubiera ni un solo caso. Es decir: mintiendo descaradamente.

Pero como somos batalladoras, hemos seguido protestando, aunque sea desde casa. Hemos acudido a la policía, las autoridades del Ayuntamiento y de la Comunidad de Madrid, la Dirección General del Mayor y Dependencia… también hemos hablado con varios periodistas de prensa, televisión y webs de noticias. Después de muchos días de pedir que intervengan, de muchas llamadas, mucho estrés y mucha, mucha inquietud e incertidumbre… ayer acudieron a nuestra residencia los servicios de emergencia, policía y militar.
Ahora por fin se está desinfectando el edificio, por fin se les van a dar los equipos EPI para proteger a los trabajadores del centro, por fin se ha procedido a aislar a todos los ancianos en sus habitaciones y según el nivel de contagio para no mezclar los que tengan el virus con los que están asintomáticos. Por fin han llevado respiradores para los ancianos que estén peor.
Hoy, 24 de Marzo, saldrá una de las familiares y una trabajadora en el programa “Espejo Publico” de Antena 3, hablando de la situación.
Y hoy tenemos confirmados 6 casos de fallecimientos por coronavirus, a falta de que se realice la prueba al resto de los cadáveres anteriores y los que puedan surgir en el futuro, que esperemos que sean cada vez menos.

Con todo esto en la cabeza, y mucho mas que no voy a detallar aquí porque sería demasiado largo, comprenderéis que llevo desde el día 9 de Marzo sin dormir, sin descansar, sin dejar de darle vueltas a la cabeza… he llegado a plantearme saltarme la cuarentena para plantarme en la puerta de la residencia (a ser posible con alguien de la prensa dando testimonio) para exigir que me dejen ver a mi madre o me den la información que legalmente están obligados a darme.
Hoy me siento un poco más tranquila, porque la primera medida de la residencia ha sido cambiar la Directora por otra persona… y la portavoz de nuestra Agrupación, que ya ha podido hablar con ella, nos ha contado que esta persona si parece competente, que SI está dispuesta a colaborar con nosotros, que por fin nos va a dar información de nuestros familiares, que SI está pidiendo ayuda a las autoridades y están recibiéndola… Hoy veo que nuestros esfuerzos de los últimos días han dado su fruto y puedo respirar un poco más tranquila.
Porque ahora que las autoridades ya están pendientes de la residencia de mi madre, ya no van a poder ocultar sus cifras, ya no van a poder seguir fingiendo que todo va bien. Aunque no me informasen a mi directamente, ahora sé que están informando a las autoridades… y eso significa que ahora mi madre está un poco más a salvo.

Sé que mi madre saldrá de esto, porque es una mujer fuerte, siempre ha tenido una salud de hiero excepto en lo tocante a dolencias de tipo óseo (artritis y de tipo reumatológicas) y en el deterioro cognitivo de su Alzheimer.
En realidad, esto no deja de ser una gripe… aunque es una gripe muy contagiosa y muy virulenta que está masacrando a los más débiles: ancianos y enfermos.
Pero os aviso, el coronavirus también se está a aquellos que se confían y descartan tomar medidas de prevención. Por eso, os pido que por vuestro bien y por el bien de vuestra familia, seres queridos, vecinos, compañeros y población de vuestros países… TENED MUCHO CUIDADO Y ACATAD LAS NORMAS QUE OS IMPONGAN PARA EVITAR EL CONTAGIO.

Para terminar, solo una cosa: estoy bien, superaré esta pandemia y aunque enferme… el CoVid NO VA A PODER CONMIGO!!!!!!!!!
BESOTES


domingo, 8 de diciembre de 2019

Mejorando para mis BUENOS AMIGOS

Tras pasar tres semanas ingresada en el hospital, dos intervenciones quirúrgicas y muchísimas curas bastante dolorosas... parece que la cosa va mejorando y el absceso está controlado.
Nadie sabe porqué se me repite cíclicamente cada diez años, nadie sabe porque siempre en la misma zona (el lado izquierdo), nadie sabe nada...  Ahora empezarán a hacerme pruebas, pero la verdad es que dudo mucho que averigüen el motivo y por tanto, tampoco podrán saber como evitar que dentro de diez años regrese mi pesadilla.
En fin, debo conformarme con que esta vez haya sido "poca" cosa y cruzar los dedos para que siga asi durante mucho tiempo. Con una pizca de suerte, dentro de diez años no volverá. Y si vuelve, volveré a la carga con esta rutina ya tan conocida.

Ahora tengo mas animos que nunca... especialmente ya que espero una visita muy especial... dos "BUENOS AMIGOS" (Snow y Lash) vienen a visitarme el dia 17 de Diciembre.
Ya estoy organizando mi tiempo, nis tareas y mi colaboración con buenas amigas para poder traducir este ansiado libro en el menor tiempo posible.

Y... ya estoy deseando empezar!!!!!!!!!


lunes, 4 de noviembre de 2019

Mi infierno intermitente


No se que maldición me ha caído encima, pero no dejan de sucederme cosas chungas.
Llevo un par de días sintiendo un dolor en la nalga izquierda del culo, un dolor que recuerdo del pasado y que, si no me equivoco, me llevará de nuevo a pasar por quirófano. La pasada noche de Halloween, 31 de octubre, estando en el pueblo de mis tías y casi incomunicada porque allí apenas hay cobertura de móvil y cero de wifi… noté este dolor que ya conozco demasiado bien.
Este es un tema algo desagradable y escatológico, así que si eres sensible a estos temas mejor no sigas leyendo... basta con saber que mi salud ha caído en un nuevo problema que me llega repetidamente puntual aproximadamente cada diez años.
La historia es larga y compleja. Ahí va...
Cuando tenía unos 18 años me salió un absceso en la zona cercana al ano, un foco de infección interno que tuvieron que limpiarme en un quirófano, bajo anestesia general. Aunque en ese momento quedó bien, mi excelente cicatrización hizo que se cerrara en falso, la carne se cerró pero dejando una zona infectada escondida.
Por supuesto, no tardé muchos meses en volver a sentir el mismo dolor y al acudir al médico detectaron que se me había reproducido aquel absceso, lo cual me hizo pasar de nuevo por el quirófano. Esta vez fue algo mejor y velaron para que no volviera a cerrar en falso.
Pero…
Unos años despues, cuando tenía 22 años el dolor regresó, esta vez más fuerte que nunca. Y me fui a urgencias, en taxi, de rodillas en el asiento porque ya no podía sentarme.
En ese verano tuve que pasar 8 veces por el quirófano. El absceso se había hecho demasiado profundo, en forma de herradura, llegando desde la nalga izquierda hasta la nalga derecha. La única solución consistía en cerrar desde el fondo con puntos reabsorbibles, pero dejando un hilo quirúrgico asomando para evitar que cerrase. Y quince días después, de nuevo al quirófano, de nuevo coser unos pocos centímetros y de nuevo dejar el hilo de seguridad para mantenerlo abierto.
Fueron 8 operaciones, una cada quince días, todas con anestesia general porque me advirtieron que en esa zona resulta peligroso intervenir con anestesia epidural, ya que existiría la posibilidad de que durante la operación hiciera alguna contracción muscular y el cirujano acabara cortando algún nervio importante que me dejara secuelas graves.
¡¡Fue uno de los peores veranos de mi vida!!
Pero el cirujano me garantizó que jamás volvería a tener que pasar por esto, que había quedado súper cerrado.
Y se equivocó.
Al pasar aproximadamente diez años más, cuando tenía 32, volví a sentir el ya conocido dolor.
Me pilló de vacaciones en la playa y con mi madre. Me había tirado todo el año ahorrando, metiendo monedas en una hucha para financiar esas vacaciones y poder llevar a mi madre a la playa.  
Cuando sentí el dolor, acudí a la farmacia y compré el antibiótico mas potente que conozco y que me recomendó el farmacéutico (el mismo que ya había usado durante mis anteriores experiencias con este absceso).
Pero fue en vano. 
El dolor aumentaba cada día más, me costaba andar, no podía sentarme… tuvimos que regresar. Podía haber ido allí mismo a urgencias, pero me pareció mejor volver a Madrid y así mi madre podría estar en su casa y acudir a verme al hospital.
El viaje de regreso fue toda una tortura. Mi coche (un cochecito viejo), no podía hacer todo el viaje de regreso sin repostar a mitad de camino, así que tuve que elegir una gasolinera donde hubiera personal atendiendo, que no fuera automática o de autoservicio, para poder echar gasolina sin bajarme del asiento del conductor… porque si me levantaba, estaba segura de que me dolería tanto que no podría volver a sentarme.
Y cuando llegué a casa… me limité a bajar el equipaje, buscar los informes clínicos de mis anteriores operaciones, darme una ducha y coger un taxi (de nuevo viajando de rodillas en el asiento) para acudir a urgencias.
Entré en urgencias con la certeza de que ya sabía mi propio diagnostico: absceso perianal isquiorectal en herradura… y no me equivoqué.
En esta ocasión fueron 7 las intervenciones que se necesitaron para cerrar el conducto del absceso, con la misma técnica de dejar un hilo quirúrgico para evitar que cerrase en falso y siempre bajo anestesia general.
Pero esa no fue la última vez que tuve que enfrentarme a este absceso cíclico que parece atacarme cada 10 años, aproximadamente… porque sobre los 44 años volví a notar ese archiconocido dolor.
Por suerte, esta vez en cuanto noté el primero pico de dolor acudí al especialista. La experiencia previa me hizo precavida y fue bueno que así lo hiciera, porque lo pillamos pronto y no había profundizado mucho. Por eso esta vez tan solo hicieron falta 2 operaciones quirúrgicas para terminar con mi absceso.
Pero… han pasado 10 años de ese último ataque de mi absceso y parece que es cada 10 años cuando regresa, el muy cabrón. Porque no me cabe la menor duda de que este dolor que me angustia ahora es el mismo dolor y va a requerir la misma solución en quirófano.
Contabilizando, hasta la fecha llevo 19 operaciones quirúrgicas para combatir el mismo absceso perianal isquiorectal… ya veremos cuantas operaciones necesitaré esta vez.

Siempre he bromeado con el hecho de que no soy virgen analmente, porque me "desvirgaron" en un quirofano y con un bisturí. Si alguna vez me han "dado por culo" ha sido estas 19 veces... pero siempre bajo anestesia general. Hoy, que estoy esperando la siguiente sesión de "romperme el culo", no tengo muchas ganas de bromear sobre ello.

Si creyera en maldiciones, mal de ojo o algo así, esta repetición de malas experiencias sería más comprensible y bastaría con buscar alguna curandera, medium, santera o bruja que me quitase el mal fario con algun contra-hechizo o similar.
Si creyera en la reencarnación y el karma, pensaría que en mi vida anterior debí ser muy mala persona o hacer daño a mucha gente y por eso en esta vida me pasan tantas putadas, pero también podría tener la esperanza de que mi próxima vida será buena para compensar esta, incluso MUY buena (hay mucho que compensar).
Pero no soy supersticiosa, no creo en esas cosas… solo creo que la vida es una mierda que apenas merece la pena seguir luchando.
Estoy deprimida, desanimada, negativa y pesimista. No es mi naturaleza, se me pasará, pero de momento… es lo que siento.

NOTA: Escribo esto desde el portátil de mi prima, aprovechando mis horas de insomnio. Ella me lo enviará el domingo cuando regresemos a la civilización para poder publicarlo en mi diario y que mi gente pueda leer mis desventuras.

Cuatro meses de decepción


Cuando las cosas no salen como deseas, la frustración se adueña de tu vida.
Desde hace ya un par de años, el deterioro de salud física y mental de mi madre ha sido tremendo. Sus médicos llevan al menos un año recomendando que se la ingrese en una residencia. Y solo decidí aceptar esa opción cuando vi que su deterioro cognitivo era alarmante.
Mi propia salud es lo bastante mala y preocupante como para necesitar la tranquilidad de saber que mi madre está bien atendida sin que tenga que ser yo quien realice su cuidado, porque ni tengo fuerzas físicas como para manejarla ni mi estado de ánimo es el optimo para ello.
Al final, tomé la decisión de solicitar plaza en una residencia para mi madre y gestioné todo el papeleo necesario para ello.
Tuve la suerte de que no tardaron mucho en asignarle una plaza. Pero como siempre, las cosas buenas me llegan con un punto malo… y la plaza se le asignó muy lejos de mi casa, en una localidad lejana y mal comunicada.
Rechacé la plaza y Servicios Sociales tenía un mes para asignarle otra… una plaza que ya no podría rechazar, fuese donde fuese. Incluso podía haber sido más lejos.
Pero de nuevo tuve suerte y le asignaron plaza en una localidad cercana y con buena comunicación hasta mi casa. La parte mala asociada a esta buena suerte es que esta residencia no solo no tiene unidad de Alzheimer y/o demencia senil sino que es una residencia de un grupo inversor en conflicto, con escasez de personal y poca calidad de cuidados para sus residentes.
Desde que mi madre ingresó, voy a visitarla dos o tres veces en semana. No puedo ir con más frecuencia porque tardo al menos 40 minutos en ir y otro tanto en volver.
Sin embargo, a menos de 10 minutos de mi casa hay una residencia geriátrica que dispone de la unidad de Alzheimer y demencia senil que mi madre necesita... y allí quería pedir el traslado. Pero para eso tenía que esperar 4 meses hasta poder presentar la solicitud.
Cada visita que hago, cada día que voy, he tenido que bregar con la desidia del personal de la residencia Vitalia Leganés donde está mi madre.
Cada día he tenido que contarles como cuidar de ella, resolver conflictos, quejarme de malas actitudes, evitar que le administren un medicamento que ya desaconsejó su neurólogo en un informe médico reciente, exigir que le apliquen un remedio porque tenía totalmente enrojecida la espalda y glúteos debido a la acumulación de sudor, demostrarles que mi madre es capaz de andar para que no la manipulen entre dos auxiliares como un saco de patatas…
Cada día una batalla, cada día regresar a casa con una nueva decepción, un nuevo quebradero de cabeza.
Mi madre ingresó en la residencia teniendo una escara en la zona lumbar que necesita cuidados especiales. Requiere curas diarias, cambios posturales… se supone que estaban haciendo eso desde que entró, el dia 24 de Junio. Pero el 19 de agosto la pasaron a la UGA, Unidad Geriátrica Asistida, una especie de “cuidados intensivos” que tienen en la residencia. La excusa es que allí estará mejor atendida, que allí pueden darle los cuidados que necesita. Según eso, cuando ha estado en su planta, ¿no le dieron esos cuidados imprescindibles para cualquiera que tenga una escara? ¿O la trasladan solo porque yo me he estado quejando?
En teoría, es bueno que la tengan en esa UGA porque mejorará de su escara. Pero el resultado más inmediato ha sido un tremendo deterioro de sus capacidades. Porque está olvidando como hacer algunas cosas que antes hacía por sí sola.
Lleva desde el día 19 de agosto sin salir de la cama, porque en la UGA no la sientan en un sillón ni la hacen andar. Por tanto, ya apenas se sostiene en pie. Y lo sé porque la llevamos a visitar a su hermana y fue casi imposible hacer que se moviera.
Cuando ingresó en la residencia, mi madre no tenía incontinencia urinaria o fecal, iba al baño sola y sabía incluso limpiarse (con supervisión). Cuando estaba en su planta, dejaron de darle esa opción, la llevaban entre dos auxiliares al baño, la sentaban, la limpiaban... Desde que está en UGA y no la sacan de la cama la han acostumbrado a usar pañal bajo la excusa de que la cuña le roza con la zona de la escara (señal de que les ponen la cuña y la dejan puesta horas hasta que hacen “algo” en ella). Así que ahora ya usa pañal como algo diario y habitual.
Lleva desde ese día de agosto sin comer nada solido, solo come purés y batidos o yogures, así no tiene que usar las dentaduras. Ahora, cuando le das algo que debe masticar lo escupe… porque ya no sabe hacerlo.  Incluso las pastillas se las machacan y se las dan en una cucharada del puré, sin importar el hecho de que así resultan amargas. De todos modos, antes tampoco le lavaban las dentaduras después de las comidas, porque según afirman eso es imposible ya que hay muchos ancianos que usan dentaduras postizas y no tienen tiempo ni personal suficiente como para darles ese cuidado... cuidado que por otra parte puede generar muchos problemas de salud, como infecciones dentales o estomacales, y que se recomienda a cualquier persona, tenga o no dentadura postiza. ¿A quien se le ha ocurrido que lavarse los dientes después de las comidas es algo prescindible o innecesario?
Si antes se aturullaba al hablar, ahora habla mucho menos, apenas con monosílabos… porque nadie acude a darle conversación los días que yo no voy a verla y está perdiendo la práctica del uso diario. En la UGA ni siquiera tiene un televisor o hilo musical para combatir el silencio de la habitación. Así que en este tiempo ha perdido la capacidad de andar o sostenerse de pie, la capacidad de contener esfínteres o ir al baño, la capacidad de hablar o responder, la capacidad de masticar o tragar sólidos… en solo 4 meses, me la están convirtiendo en un vegetal.
La tranquilidad que esperaba conseguir ha resultado ser solo una fantasía, una quimera.
Hace unos días pude solicitar el traslado, pero ahora toca esperar a que haya plaza disponible en la residencia DomusVi Móstoles, la que está al lado de mi casa. Por suerte, solo tenemos 3 personas delante en la lista. No sé cuando tiempo será eso. Espero que sea poco.
No sé si la otra residencia será igual de penosa, pero al menos la tengo tan cerca que podré ir todos los días o presentarme allí en 10 minutos si surge cualquier problema o asunto que deba solucionar. Tengo que conformarme con eso.
Es cierto que me han hablado muy bien de esta residencia. Mi tía, que vive en mi misma localidad, tiene amigas residiendo en este centro y afirma que están muy contentas allí, bien atendidas y relativamente felices.
En España estamos en plena época electoral y también de manifestaciones y protestas sociales. Cada día se descubre un nuevo caso escandaloso de residencias donde maltratan, desatienden y perjudican a los ancianos allí ingresados... es deprimente. El único consuelo es que ahora estos casos salen a la luz tanto en prensa escrita, televisión y radio como en redes sociales. Y cuando un problema es visible, es cuando empiezan a buscarse soluciones. No solo para ayudar a los abuelos que actualmente están en esas residencias, sino para que cuando nos toque a nosotros, que un día nos tocará, el sistema funcione mejor de lo que funciona actualmente. 
Mientras eso llega, he decidido que yo no quiero acabar en una residencia geriátrica. Voy a reservar medicación, de la más fuerte que tomo, y cuando me vea imposibilitada, me meto una sobredosis y me voy a la cama… a dormir el sueño eterno.


domingo, 16 de junio de 2019

El final de mis desvelos


Los últimos cuatro años han sido bastante malos, gradualmente un año peor que el anterior. Los dos últimos años han sido un verdadero infierno, una condena perpetua a trabajos forzados, 24 horas al día, 7 días a la semana. Porque aunque en realidad no haya hecho grandes esfuerzos físicos, los esfuerzos emocionales y mentales me han dejado exhausta. Sin mencionar mi propia salud más bien mala, con mi persistente anemia ferropénica y dolencias cardiopulmonares.
La mayoría de esa carga emocional viene del empeoramiento acelerado del estado mental de mi madre.

Hace cuatro años le diagnosticaron demencia senil, con grandes pérdidas de memoria, mala conducta con tendencias agresivas, mala actitud y poco colaboradora, y muchas cosas más, pero todas ellas eran de carácter leve o moderado, en rachas intermitentes… soportable. Los momentos en que no estaba pasando por una de esas rachas malas, mi madre era una persona activa y amable, incluso disculpándose por darme tanto trabajo, intentando ayudar o al menos no ser un problema.
Pero de repente, hace un par de años su estado mental se agravó y pasó a ser totalmente insufrible. En sus mejores momentos no recuerda quien es, asume mi personalidad o cree que sigue teniendo 20 años recordando cosas de esa época o de otras épocas ya muy atrás en el tiempo.

En sus peores momentos, esa falta de memoria se incrementa y despierta el monstruo colérico que lleva dentro. En esos momentos es agresiva, con ataques verbales y físicos, busca confrontación con insultos y maldiciones para provocar una discusión, pide socorro gritando que la tengo secuestrada, descarga puñetazos, arañazos o mordiscos cuando intento ayudarla a moverse.
En ese estado se rebela contra las cosas más básicas: se niega a vestirse, ducharse, asearse, peinarse o lavar sus dentaduras postizas. Se resiste a sentarse en el inodoro para hacer sus necesidades y, si me descuido, se orina en cualquier lugar de la casa. No es una cuestión de incontinencia urinaria, sino de rebeldía y desorientación.
Imagina la escena: Tiene ganas de orinar, se levanta a duras penas del sofá, se baja la ropa, se agacha y hace lo suyo…  por supuesto, se empapa la ropa y el calzado que lleve puesto, deja un enorme charco con un fuerte olor acido… y lo hace a conciencia, esperando ese momento en que estoy haciendo otra cosa y no puedo vigilarla.
Por ejemplo, cuando estoy en la cocina guisando se lo hace en el rellano de la entrada; si me echo un rato la siesta, se lo hace en medio del salón; si me voy al baño, se lo hace en la cocina… ese es el matiz de rebeldía. Porque antes de dejarla “sola” siempre le pregunto si quiere hacer algo, específicamente si quiere ir al baño.
Igual ese es mi error, preguntarle si necesita orinar porque así sabe que en el siguiente rato no voy a poder estar con ella para llevarla al baño y eso le da la pista necesaria de que los siguientes minutos puede hacer lo que quiera sin que yo “la pille”.
La hora de dormir es otra odisea. Imposible lograr que se acueste pronto. Para colmo, es reticente a los calmantes y somníferos. Hemos probado todo tipo de medicamentos, de distintas graduaciones y en las dosis máximas aconsejadas con seguimiento de su médico, por supuesto. Cualquier medicamento que debería noquearla en 5 minutos a ella tarda una hora en dejarla apenas amodorrada. Solo que eso no le impide intentar levantarse cada rato. Es como un reloj de cuco, cada hora (a veces incluso menos) se incorpora en la cama intentando levantarse, aunque sin fuerzas para ello.
Sorprendentemente se mueve más estando acostada que cuando está despierta. Por ejemplo, se gira hasta acabar poniendo los pies en la almohada y la cabeza colgando por el lateral opuesto de la cama, a veces el torso entero. La he llegado a encontrar con medio cuerpo colgando de la cama y la cabeza sobre el “cuco” del perro.

Yo solía aprovechar las noches para hacer mi “vida”: mis traducciones, mi Facebook, mis juegos de “seek & find” (buscar objetos) o similares, ver alguna película o serie, escuchar música leyendo algún libro… Todo eso es imposible hacerlo cuando cada hora (o menos) tengo que echar un vistazo al dormitorio para ver si mi madre sigue acostada y volver a ponerla en una buena posición si se ha intentado levantar o se ha cruzado en la cama.
Este mismo escrito me ha costado varias horas hacerlo, en varios días, por las pausas que he tenido que hacer para acudir a su lado y atenderla.

Una de las cosas que he estado gestionando en los últimos dos años y pico ha sido que se hiciera una nueva valoración de su estado, para aumentar el grado de su dependencia y minusvalía. Al aumentar al grado 3, que es el máximo, se tiene derecho a otras prestaciones económicas y ayudas, que pensaba solicitar en cuanto lograse esto.
Hace dos años cuando vino la Valoradora me dijo que estaba claramente en un grado máximo de dependencia, sin embargo cuando recibí la valoración oficial por correspondencia le habían denegado el grado máximo, concediéndole solo el grado intermedio o grado 2, que es el mismo que tiene actualmente.

Pero yo no soy de las que se rinden fácilmente.

Consulté con sus médicos y la trabajadora social, llegamos a la conclusión de que no se le había concedido el grado máximo por falta de informes recientes, ya que habíamos presentado informes de hace 4 años, dos años antes de esa valoración. Y me tiré el siguiente año y pico llevando a mi madre a los médicos especialistas para que emitieran informes recientes de su estado físico y mental. Luego volví a solicitar que se revisara su grado de dependencia.
Esta vez también solicité una plaza en alguna residencia para mayores dependientes, porque veo que su estado sigue empeorando y ya casi no soy capaz de atenderla correctamente, por no decir que mi propia salud se está resintiendo por dedicarme a cuidar de ella. Para este tipo de plazas en residencias de la Comunidad de Madrid, la lista de espera es muy larga, así que la solicité para ir ganando tiempo. Esperaba que transcurriera al menos un año hasta lograr plaza, quizás dos.
El mismo día presenté ambas solicitudes: la solicitud de revisión de grado de dependencia y la solicitud de plaza en una residencia de mayores dependientes. La asistente social me dijo que tardarían por lo menos un año en tener alguna noticia de cualquiera de esas dos gestiones.

Pero se equivocó, por suerte.

Sobre la primera gestión: el grado de dependencia.
A mediados de Mayo me contactaron para darme cita con la Valoradora de la Comunidad de Madrid… el día 7 de Junio vendría a mi domicilio para ver a mi madre y después redactar su informe (aunque luego tardan al menos dos o tres meses en enviarlo de forma oficial). Apenas había esperado 6 meses desde presentar la solicitud, por tanto debo sentirme afortunada por esa “rapidez”.
En esta ocasión, la Valoradora también opina que mi madre debe obtener el grado 3, el máximo. Esta vez contamos con informes recientes que también lo estipulan. La Valoradora me comentó que para dar el grado 3 se tiene mas en cuenta el estado mental del solicitante. Y en este punto mi madre cumple con lo necesario para ser un grado 3… o 4. Ahora solo queda esperar el documento oficial que determine su grado de dependencia, esperemos que haya logrado el máximo. 



Sobre la segunda gestión: la residencia.
El día de Junio tuve otra llamada importante. Me comunican que se le ha concedido una plaza de residencia a mi madre, en la localidad de El Escorial. Igualmente debo considerarme afortunada porque tardaron solo 6 meses, en lugar de lo esperado (un año o más).
Me llamaron un viernes, dándome solo dos días de plazo para aceptar o rechazar la plaza y las condiciones económicas. Siendo fin de semana, era imposible consultar con nadie, ni medico, ni asistente social… nadie.
¿Cómo pueden hacer algo así y darte ese margen de tiempo tan pequeño para tomar una decisión tan importante?

La cuestión económica es aceptable, aunque en mi opinión no sea justa. 
Dados los ingresos de mi madre no se le ha concedido el pago completo, que supondría un pago mensual del 86% de sus ingresos totales, sin embargo se le ha concedido el pago parcial pero en su baremo mas bajo. Es decir, si le hubieran concedido el pago completo pagaría al mes 938 euros. Al concederle el pago parcial le han asignado el pago mínimo, que son 950 euros. La diferencia es mínima, por lo cual también debo considerarme afortunada. Como mi madre tiene una pensión de 930 euros mensuales, cada mes tendré que poner esa diferencia de mis propios ingresos. Luego recuperaré esa “inversión” cuando lleguen las dos pagas extras. Otra opción es dejar intocadas esas pagas y que salga de ahí esa pequeña cantidad mensual que se debe añadir cada mes.
Por una parte, me parece injusto que no le concedan el pago total dado que su familiar más directo tampoco tiene unos ingresos altos y ella necesitará comprar también otras cosas. Ellos consideran que estando en la residencia los abuelos no necesitan nada, pero nadie le va a comprar a mi madre esas otras cosas como artículos para su aseo personal, ropa, etc…

La cuestión de la ubicación de la plaza asignada era muy negativa. 
El Escorial está a unos 48 kilómetros de mi casa, lo más lejos que se puede ya que no pueden asignar una residencia a más de 50 km del domicilio actual. Además, esa localidad está muy mal comunicada con la mía (o cualquier otra). También pude localizar fotos de la residencia en cuestión y era horrorosa. Un caserón viejo en el centro del pueblo, con un miserable patio pequeño, apenas cuatro mesas y unas pocas macetas colgadas de muros de piedra vieja, habitaciones antiguas y poco iluminadas… un autentico horror de sitio. Puede que luego tengan a los “yayos” súper atendidos, pero las instalaciones me parecieron del año de la polka. Y aunque tengo coche para ir, tardaría en llegar al menos 40 minutos por carreteras locales. El día que mi coche se averíe, tardaría al menos hora y media en autocares por la mala comunicación que hay con mi domicilio.
La única opción que me daban era rechazar esa plaza y poner a mi madre en una lista de espera para la zona sur, que es donde yo vivo ahora, durante un máximo de un mes. Si en ese tiempo no sale una plaza en esta zona, podría tocarle en cualquier localidad de la comunidad de Madrid, por muy lejos que estuviera. Y si rechazo esa segunda opción, mi madre estaría fuera del sistema y tendría que solicitarlo de nuevo, con una espera mínima de un año. Si aceptase la plaza del Escorial, podría solicitar un traslado cercano cuando pasara 4 meses en esa residencia.
La zona sur de la comunidad de Madrid es muy amplia, hay muchísimas residencias… también hay muchos mayores esperando plazas libres. 

Pero decidí correr el riesgo.

Apenas una semana después, el día 13 (para que luego digan que los días trece dan mala suerte) me llamaron para ofrecerme otra residencia, esta vez en Leganés. Teniendo en cuenta que yo vivo en Móstoles, esta localidad me viene infinitamente mejor que la anterior. No solo está a mucha menos distancia (apenas 15 kilómetros) sino que está mucho mejor comunicada por carretera y si me falla también podría ir usando Metro-Sur, con lo cual en coche serían 10 minutos de camino y en metro puede que fueran 20 minutos. Y decidí aceptar.
Pero para darme un pequeño margen de tiempo, les pedí que me llamaran en un par de días bajo la excusa de contarle todo a mi hermano y tomar la decisión juntos… aun sabiendo que la decisión está ya más que tomada. Solo quería ganar un poco de tiempo para hacerme a la idea, para empezar a preparar sus cosas, a planear los siguientes movimientos que me tocará hacer…
El lunes 17 me llamarán y aceptaré. Una vez hecho esto, la propia residencia contactará conmigo en un máximo de 10 días para decirme la documentación que debo llevar, cómo y cuando se hace el ingreso. Y aun así, aunque esta residencia está muchísimo más cerca que la otra, en cuanto pueda solicitaré el traslado por cercanía a una residencia que esté en mi misma localidad, Móstoles.

De momento ya he comprado etiquetas con su nombre para marcar la ropa, que supongo será una de las condiciones. Ya he hecho una selección de su ropa, al menos la de verano, para ver la que está más “decente” y lo que necesito comprarle (aprovechando que el día 25 cobraremos la paga extra). Ya se lo he contado a su médico y juntos hemos revisado su orden de medicación para que quede muy clara cuando pase a ser tratada por el médico de la residencia.
Tengo la intención, sobre todo al principio, de visitarla a menudo y de llevar un seguimiento muy detallado de su medicación. No quiero que la tengan sedada por ser tan hiperactiva para según qué cosas, no quiero que le den cosas que no le han ido bien en el pasado, no quiero que crean que estoy dejándola allí para librarme de ella… porque no es así.

Si acepto llevar a mi madre a esa residencia de mayores, cuando siempre dije que mientras yo viviera ella estaría conmigo en casa, es porque su estado de salud física y mental hacen que me sea imposible cuidar de ella apropiadamente. Porque soy incapaz de darle un horario normal, diurno; soy incapaz de lograr que coma lo que debe, una dieta sana y equilibrada; soy incapaz de lograr que descanse, que tenga un aliciente, que sufra menos.
Espero que allí logren eso, espero que pueda hacer amigas con otras señoras mayores, espero que haga actividades lúdicas en vez de estar aquí todo el día en el sofá viendo la tele… espero que no se rebele demasiado contra su nuevo “hogar”.

Al principio, le contaré una mentirijilla piadosa. Como actualmente le están curando una escara que le ha salido en la zona lumbar (por tantas horas que pasa sentada en la misma postura) le diré que para poder curarle esa herida adecuadamente la tienen que ingresar. Dejaré que crea que es un hospital, no una residencia, y que será solo temporalmente. También llevo unos días contándole que me tienen que ingresar para hacerme una operación y estoy buscando la manera de que ella quede bajo buenos cuidados mientras yo estoy ingresada. De ese modo espero que le sean menos duro los primeros días en la residencia. Una vez que esté allí, que acepte la nueva rutina de horario y situación, que se sienta cuidada por las asistentes y enfermeras, que pueda hacer amigas o charlar con otras “yayas”… espero que se adapte bien. También confío en que su maltrecha memoria ayude a que acepte la nueva rutina de mejor modo, sin demasiado trauma. Aunque conociendo a mi madre, que siempre ha sido muy teatral y con tendencias depresivas, sé que pasará malos ratos, sobre todo al principio. Es inevitable.

Por si acaso intenta pedir que la manden a casa, tengo ya la documentación necesaria para solicitar su incapacidad mental legal y nombrarme tutora legal suya. De ese modo podré llevar yo todos sus asuntos, económicos y médicos. Así, si su médico quiere cambiar la medicación tendrá que consultarme, si hay alguna gestión que hacer en el banco podré ir yo, y sobre todo, si en algún momento de rebeldía o lucidez manifiesta su deseo de irse, no podrá “escapar” porque su tutora, que seré yo, determinará que lo mejor para ella es seguir en esa residencia, donde la cuidarán como necesita.

Todo esto es lo que me ha tenido desaparecida durante los últimos dos años, cada día un poco más lejos de esta labor que tanto me gusta y tanto me relaja. Pero nunca me fui del todo porque sabía que todo se solucionaría, con el tiempo.
Ahora regresaré con nuevas fuerzas y nuevo ímpetu… ya inicié las colaboraciones con otros grupos para agilizar la salida de algunas series que estaban abandonadas. Ahora también podre retomar mis traducciones, ediciones y demás tareas.
Puede que todavía tarde un par de meses en tener todo este asunto encaminado, pero espero que al final del verano todo esté listo y podré volver a hacer lo que me gusta… traducir.

Y después de este discurso, no queda más que añadir. 
Pronto estaré de nuevo activa… muy pronto.

BESOTES



sábado, 11 de mayo de 2019

Cediendo series y esperando novedades

Durante los últimos meses la salud de mi madre ha empeorado a pasos de gigante, requiriendo muchos más cuidados y agotando mi tiempo por completo. Además de sus graves problemas físicos de movilidad y autonomía, ha desarrollado Alzheimer muy rápidamente. La situación es tan dura de sobrellevar y su estado de salud es tan grave que he tomado la difícil decisión de solicitar una plaza en una Residencia de Mayores Dependientes, donde tendrá esos cuidados profesionales que tanto necesita. Por desgracia, existe una larga lista de espera para este tipo de residencias y tardará un tiempo en conseguirla. Cuando tenga la plaza asignada, podré disponer de mi tiempo y recuperar mi vida, que durante los últimos dos años ha sido dedicada a mi madre casi en exclusiva.

Esa dedicación al cuidado de mi madre me ha dejado casi totalmente sin tiempo libre, lo cual ha repercutido también en mi labor como administradora del grupo Hot Passion Books. Como ahora no tengo apenas tiempo, ese es el motivo principal de que en el último año hayamos entregado muy pocas traducciones, comparado con años anteriores.

Mis compañeras del Staff han seguido realizando sus labores, cada una a su ritmo. Pero la edición final de todos los proyectos siempre ha sido realizada por mí. Siento que no puedo dejarlas tiradas como si no valorase su esfuerzo, su dedicación y su lealtad. Por eso en los últimos meses he estado prestando mi escaso tiempo libre principalmente a labores de editora, revisando los textos de mis compañeras.

En cuanto a mi labor como traductora, también se ha ralentizado casi por completo. Traducir me exige concentración y tiempo, necesita mucha más dedicación. Aun así, continuo traduciendo mis series asignadas y pretendo seguir haciéndolo, aunque sea más lenta de lo que me gustaría. 

Pero como no estoy totalmente desaparecida, principalmente gracias a que continúo en contacto directo con mis compañeras del Staff, sigo buscando la manera de que vosotras podáis tener las traducciones de nuestros proyectos. Por eso, en las últimas semanas he estado en contacto con dos grupos traductores con los que vamos a cooperar para sacar dos series que teníamos abandonadas desde hace un tiempo. Después de estas cesiones, con colaboración final, estamos valorando compartir otros títulos con estos dos grupos para acelerar su salida al público.

En primer lugar, Hot Passion Books cede al grupo Picaras Tentaciones la traducción de la serie Immortal Ops, de Mandy M. Roth. Los dos primeros libros de la serie están traducidos por El Club de la Rosa y Hot Passion Books respectivamente, aunque en ambos casos por la misma traductora, que al dejar esta labor dejó “huérfana” la serie. La administradora de este grupo y yo hemos acordado que me ofrecerá el privilegio de dar un toque de edición final, esperando que para ese momento tenga tiempo.

En segundo lugar, cedemos al grupo The Covent la traducción de la serie Dragon Lords de Michelle M. Pillow. Esta serie estaba iniciada y fueron traducidas por otro grupo las primeras 4 entregas. Nuestro grupo había decidido realizarlo, pero su traductora dejó esta labor y la serie estaba abandonada, en espera de asignación. Ahora ellas se ocuparán de continuarla. Nuevamente, la administradora me ofrece el privilegio de aportar mi granito de arena en un retoque de edición final.

Anunciamos también que las series Nuevo Mundo y Mundos Sobrenaturales seguirán siendo traducidas por la misma traductora (Roxxx) pero contando con la corrección y ejecución del grupo Picaras Tentaciones. También me ofrecen ejecutar la edición final del resultado.

Esperamos que con estas colaboraciones podamos volver a ofrecer nuevas traducciones en poco tiempo, para beneficio de todas las lectoras y seguidoras de estas maravillosas historias.

Todo esto me anima a continuar adelante con esta labor que tanto me gusta y por ello les agradezco a las administradoras de estos dos grupos su ofrecimiento de colaboración y su comprensión con mi falta de tiempo.

Y como anuncio final… Me llegan rumores de que Laurann Dohner está próxima a sacar un nuevo libro de Nuevas Especies… y… 
ese sí que lo quiero traducir yo!!!!!!!!! 
Como hice en otras ocasiones, compartiré la traducción para acelerar el proceso y que mi falta de tiempo no retrase esa nueva joya literaria tan esperada por todas (incluida yo). En cuanto sepamos fechas, empezaré a organizar y prever mi tiempo para realizar esa serie que adoro.

Hoy he tenido un día pésimo, pero con este final feliz… un rayo de luz en mis días oscuros.

BESOTES








lunes, 1 de octubre de 2018

Verano infernal


Este ha sido el verano más intenso y agotador que recuerdo. 
Incluso en mi época más activa, trabajando y viajando por España, nunca me había cansado tanto.
Y todo por la familia.
Mi prima Belén y yo tenemos muchas cosas en común. Somos de edad muy cercana, tenemos gustos similares, filosofía vital parecida, carácter parecido y también las mismas obligaciones familiares.
Mi prima está al cuidado de su madre, hermana mayor de mi madre, y yo tengo que cuidar de mi madre... cada una con sus enfermedades, diferentes aunque parecidas. 

En el caso de mi madre, tiene graves problemas de movilidad por problemas de espalda y de su pierna izquierda. Ambas dolencias le causan un dolor muy intenso para el que lleva muchos años medicándose con morfináceos muy fuertes, lo cual le ha causado demencia senil. Esto significa que cada cierto tiempo, indeterminado y sin avisar, mi madre olvida casi todo, incluso olvida como hacer las tareas más rutinarias y básicas de su propio cuidado personal.
Por poner un ejemplo, mi madre lleva fumando desde los 30 años (ahora tiene 73) y olvida como coger el cigarrillo hasta el punto de intentar fumárselo del revés, tanto es así que si no la vigilo se quemaría los labios. Por eso le estoy restringiendo el tabaco, de paso voy reduciéndoselo para que deje el “vicio” poco a poco, con el beneficio para su salud que ello conlleva.
En esos “momentos-nube” también olvida quien soy yo, el parentesco que nos une, mi nombre o incluso el suyo propio. Y creo que eso es justamente lo más duro: cuando tu propia madre te pregunta quién eres tú, sin recordar que es ella quien te ha parido.
En el caso de mi tía, también tiene dolorosas e incapacitantes dolencias óseas (aunque no llegan al nivel de mi madre), pero lo peor es que lleva un par de años con Alzheimer progresivo. Hace casi un año, mi prima tuvo que llevarse a su madre a vivir con ella porque ya no podía quedarse sola. Y ahora, por desgracia, ya está en una fase tan avanzada de la enfermedad que apenas recuerda ni su propio nombre. Tampoco recuerda que mi prima es su hija… algo que también tenemos en común.
Mi prima Belén es cuidadora de ancianos en una residencia de día. Por suerte, lleva muchos años trabajando allí y le permiten llevar a su madre para tenerla con ella durante su jornada laboral reducida, solo turno de mañanas. Por desgracia, el salario también es reducido, apenas para sobrevivir, y le descuentan la manutención de su madre dado que le dan allí desayuno y comida.
Este verano le ha surgido la posibilidad de un trabajo extra para el horario de tarde/noche, una suplencia muy bien pagada que a mi prima le viene genial. Y cuando estaba a punto de llamar a su empleador para rechazar el puesto, le ofrecí cuidar de mi tía durante esa suplencia, para que ella pudiera ganar ese dinerito extra que tanto necesita.

Mis expectativas eran así: cada tarde me iría a casa de mi prima para cuidar de mi tía, pero llevando a mi madre para poder cuidar también de ella. A fin de cuentas, pensé que siendo hermanas se llevarían bien. Y no podía ser tan diferente cuidar de dos mujeres en lugar de una, ¿no?
¡¡Nada más lejos!!

Cierto que son hermanas, que se quieren y se llevan muy bien… pero… ¡¡¡solo cuando se recuerdan!!! Y eso, dadas sus capacidades mentales reducidas, sucede con muy poca frecuencia.
Por tanto, donde yo esperaba que ambas hermanas se llevaran bien, me encontré con dos mujeres peleando por la atención de quien cuida de ambas, disputándose cada pequeña cosa como chiquillas malcriadas. En los ratos de “bonanza” se daban cariño la una a la otra, jugaban a las cartas, recordaban anécdotas del pasado… pero en los ratos de “mente-en-blanco” se peleaban por cada mínima cosa, cada una quería lo que la otra tuviera, se olvidaban la una de la otra y no querían “estar con extrañas”…
En resumen, doble trabajo para tratar con ellas.

Para poner la cosa más difícil, ambas son de carácter fuerte, siempre fueron las que llevaron adelante la familia, bregando con todo tipo de cosas, siendo activas e independientes… ambas se ven ahora imposibilitadas y se sienten frustradas, pagando esa frustración con quien tienen más cerca, es decir, con la persona que está cuidándolas. Parece que no valoran ni agradecen los cuidados que reciben, incluso cuando sus memorias no están en el “limbo”. Algo que también es muy frustrante para mí y para mi prima Belén. Otra cosa que tenemos en común.
Para facilitar las cosas, he pasado la mayoría del verano en casa de mi prima, ya que mi piso es muy pequeño y ellas viven en una casita baja, con un patio semi-techado, con macetas de rosales y tumbonas para tomar el aire o el sol. Algunas noches incluso me quedaba a dormir allí, porque estaba demasiado cansada para volver a casa, acostar a mi madre y luego levantarme de madrugón para relevar de nuevo a mi prima. Además, Belén llegaba tan cansada de sus jornadas intensivas de trabajo, empalmando su trabajo habitual con el de la suplencia, que me daba lástima dejarla bregar con su madre para acostarla, bañarla o lo que fuera necesario.
Tuvimos que pedir ayuda a otra prima nuestra, para cuidar de ambas hermanas en los días que yo tenía que hacerme pruebas o acudir a médicos, que también fueron unos pocos… y la pobre siempre me esperaba desquiciada, apenas entendía cómo podíamos ocuparnos de ellas y no volvernos locas en el intento.

Lo único malo es que en casa de mi prima Belén no hay internet, ella es de la vieja escuela y odia la tecnología moderna. Eso es algo que nos diferencia, no somos iguales en todo. Y aunque hubiera querido entrar en internet con mi móvil, la zona es pésima de cobertura tanto para llamadas como para captar internet. Tampoco es que yo me apañe demasiado a navegar desde el móvil, pero podía haberme llevado el portátil. De hecho, me lo llevé los primeros días, aunque no fuese más que para intentar hacer alguna tarea del grupo, para corregir o traducir…

¡Qué inocencia la mía!
 
Con dos mujeres metiéndose cada poco rato en sus “nubes de memoria”, fue totalmente imposible. Necesitaban mi atención casi todo el tiempo, interrumpiendo cualquier labor que quisiera realizar. Ni siquiera fui capaz de ver alguna serie o película sin tener que parar el video cada pocos minutos para atender a alguna de las dos hermanas desmemoriadas. 

Me aficioné a hacer una manualidad, porque así mi mente se relajaba un poco. Lo llaman “bordado de diamantes”. Son unos tapices engomados que vas cubriendo con “diamantitos” de colores según el patrón que indica para crear el dibujo del tapiz, como aquellos dibujos infantiles que vas pintando puntos de colores pero con esos “diamantitos” en lugar de pintura. El resultado final es un tapiz hecho con esas bolitas brillantes que queda realmente genial porque cada bolita refleja la luz dando un efecto precioso.
Y claro, elegí brujas para esos tapices. La primera era un dibujo parcial, solo la bruja sobre fondo pintado. Fue sencillo de “rellenar” y tardé tan poquito tiempo en hacerlo que me enamoré y decidí intentar con un tapiz completo.
Por supuesto, para continuar elegí otra bruja; esta es un poco más grande, con más colores, mas bolitas… y ya solo me falta el último color por añadir. Pondré alguna foto cuando lo haya terminado.
Incluso cuando estaba haciendo este “bordado de diamantes”, me interrumpían cada poco rato, ya fuese mi madre o mi tía, o ambas. Pero en esta tarea, las constantes interrupciones de las dos “viejitas” no resultaban tan incordiosas, incluso me servían de excusa para levantar la cabeza y no dañarme las cervicales.

¡Santa Mierda!, son mi familia y las quiero, pero… ¡¡¡¡estuve a punto de matarlas muchísimas veces!!!!!!!

Cuando mi prima tenía algún día libre yo aprovechaba para volver a casa, dejando allí a mi madre a su cargo… pero en esas horas robadas tan solo me quedaban fuerzas para descansar, dormir y tranquilizar los nervios para el siguiente periodo de batallas con mis dos “viejitas”.
Hoy aprovecho uno de esos días libres de mi prima para escribir esta entrada en mi diario y tranquilizar a quien se esté preguntando donde he estado todo este tiempo.
En todo este tiempo, ni me planteé entrar en Facebook, segura de que tendría demasiados mensajes por responder, notificaciones, alertas y demás historias que requerirían dedicar un tiempo que no tenía. Preferí olvidarme de acceder a mis redes sociales y dedicar mi escaso tiempo a descansar y olvidar tensiones.
Todo fue decidido en una noche, cuando mi prima me habló sobre esta suplencia por teléfono y le ofrecí mi ayuda. Todo fue tan rápido que no tuve tiempo de avisar en redes sociales, o en mi blog “Diario de…” antes de “mudarme” a casa de mi prima y mi tía.

Por suerte, el Staff de “Hot Passion Books” tenemos un grupo de WhatsApp y he podido contarles un poco como me va, para que no se preocupen. Mis compañeras si han podido seguir con sus tareas asignadas, como siempre a su propio ritmo cada una de ellas. Yo he tenido que dejar todo absolutamente parado.
Parado, pero no olvidado ni abandonado.

Hoy acaba este mes de septiembre y mi prima termina su suplencia. Hoy podré volver a mi casa, mi rutina, mi vida y mis tareas.
¡¡¡Y no sabéis cuanto lo estoy deseando!!!

Este año más que nunca, deseaba fervientemente que llegase mi mes favorito del año: Octubre.
¡¡¡Y por fin llegó!!!

Este es el mes en el que cumplo los años, mi “mes de fiestas” porque también tengo el cumpleaños de un tío mío, cuatro primas y tres amigas, además de un par de aniversarios y santos (aunque este año no estoy yo para muchas fiestas).
Sobre todo, es mi mes favorito porque es el mes que se llena de brujas, como las que componen mi colección y tanto me gustan. Y como yo también soy un poco bruja… vuelvo en octubre, volando en mi propia escoba de ilusión.

¡Ya vuelvo!